lunes, 14 de octubre de 2013

Nueva idea de negocios (001)

Imagínense una cafetería. Pero no una cafetería cualquiera, porque en esta cafetería se ofrecen productos 'diferentes', 'distintos' o 'novedosos'.

Por ejemplo, parte del menú sería:

1. Platuccino: Leche con plátano + café, y espuma de leche. Como un capuccino con plátano.

2. (Este es bueno) Tomaté: té con tomate.

3. (Este es mejor aún) Tomatte: Café con espuma de leche (como latte), pero con tomate.

-------------- NUEVOS ------------
4. (Toda una innovación) Moccarroni: Moccacino + Maccaroni (sin queso, que mala la mezcla)

5. Para los fanáticos de los berries, Frambueccino y Moraccino: frapuccino + sabor respectivo.

¿Ideas? Postéalas.

Esta lista irá creciendo. Ya verán cómo engancha al público.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

¿Y ahora?

¿Y ahora de qué escribo? Opciones:

  • Fútbol
  • Arte (?)
  • Tecnología
¿Qué quieren? Total, no es pa mí...

domingo, 1 de enero de 2012

Columnista amateur

El año 2011 tuve, ya a finales del año, mi primer encontrón con lo que todo hincha futbolero le gustaría hacer o expresar. 

Escribí algunas columnas para expresar un poco lo que es ser hincha de la U, en especial en el marco de la Copa Sudamericana.

A modo de resumen, les dejo acá los links para todas ellas.

01. Laura: Santa Querida.
02. Laura cumplió y busco a Gloria. 
03. La U estuvo a la altura en la altura. 
04. Mi segundo título.

Espero que les gusten. Cualquier comentario es bienvenido.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Mi segundo título


No creo que valga la pena hacer un análisis muy profundo del partido, porque para mí lo que importa es lo que significó. La victoria de ayer se tradujo en, hasta ahora, la fecha MÁS IMPORTANTE de la historia de Universidad de Chile. 14 de Diciembre de 2011: Campeones de la Copa Bridgestone Sudamericana 2011. Y eso va a quedar en la memoria de muchos, y por mucho tiempo también como el mayor de los éxitos.

La ansiedad me comía por dentro, ya desde el instante en que terminó el partido en Quito. Llegué al Nacional dos horas antes del partido sin nervios, pero con ganas de que todo terminara rápido. Necesitaba algún tipo de seguridad para saber que mi creencia en el equipo mágico iba a capitalizarse, y que los jugadores se iban a matar por la camiseta azul, como deportistas e hinchas, con el solo fin de entregarle al pueblo bullanguero la tan esperada estrella internacional. Y el ambiente era propicio, porque el estadio era una fiesta, un carnaval.
El carnaval azul.


Gracias a Dios - frase prestada de Marcos González -, al minuto 3 de partido, llegó el gol de Varguitas que me hacía pensar en que éramos estrellas. Grité, de hecho, “¡¡¡SOMOS CAMPEONES!!!”, casi llorando. Eso sí, fue un gol raro. Partió como la sinfonía de pases que, por estos días, estamos acostumbrados a ver en la U, seguida de una presión inmensa al rival. Luego, entre mucho rebote, bastó que apareciera la zurda mágica de Eduardo para inflar las redes. Maravilloso, un estruendo de 50 mil almas, un recuerdo que va a durar por siempre.

El equipo mostraba la tranquilidad que no se respiraba en las gradas, aunque cuando el segundo gol se empezaba a tornar cada vez más esquivo, noté un poco de ansiedad en los jugadores (imagínense los hinchas, gritando como locos). Aparte, el árbitro no colaboraba mucho con los cobros, dejando a Barcos, por ejemplo, jugar mucho rato más del que debió, tras la fuerte entrada al Pepe Rojas. Sin embargo, muchos estábamos convencidos en que los frutos de la disciplina y el trabajo duro no iban a ser frustrados por este árbitro penca (aunque lo puteamos igual) ni por nadie, y que la gloria estaba ahí, al alcance de la mano.

En fin... Presión, presión, presión era la consigna - al igual que durante todo el torneo -, y el gol vendría solo. Chucky se hizo expulsar, Sampaoli celebró, y paf: se vino la U. Lorenzetti coronó el segundo, y empezó a bajar la estrella internacional. Y, finalmente, tal como si no le importara nada, Varguitas tomó la pelota y se pasó a cuanto ecuatoriano se le puso al frente, definió como una bestia, y el Nacional estalló. Sí, estalló. Fuegos artificiales, gritos, lágrimas, sonrisas, abrazos y cánticos. Todo eso en un segundo. No sé de qué otra forma decirlo, pero ser de la U entrega todo eso en un instante.

En resumen: la defensa impecable, el mediocampo increíble, y la delantera de lujo (salvo un par de ocasiones que desperdició Canales, pero con tanto gol importante que ha hecho, da lo mismo).
Una postal imborrable.


En el colegio nunca me gustó la historia, y desde ayer entiendo completamente por qué. Hay una gran diferencia entre que te lo cuenten, y vivir y ser parte de la historia. Puedo decir que presencié y participé de la historia de la U, junto a otras 50 mil personas, y que muchos me envidiarán por siempre.

El artífice. El nuevo matador.
Me acuerdo cuando vi la primera llave de la Sudamericana, en un bar frente a mi universidad. Estaba solo, y junto con una chela, veía como la U jugaba pésimo frente a un equipo muy débil como Fénix. Yo sólo pensaba “No vamos a llegar a niuna parte jugando así”. Y era cierto.

En ese momento, la disciplina de Sampaoli empezó a prosperar, la U cambió su forma y dinámica de juego, y empezó a hacernos soñar. Soñar con algo que siempre anhelamos, pero que era eso mismo: sólo un sueño. La gloria máxima estaba al final de este camino, y los de la U en el pecho iban por ella.

Fue en esta misma llave cuando comenzó a aparecer la joya de Eduardo Vargas, que nos dio el 1-0 ante Fénix en el Nacional. Así, empezó a pavimentar la ruta hacia los muchísimos récords de este año para el club e iba rumbo a sus goles, que lo tienen ahora como el goleador histórico de la Sudamericana, con 11 tantos. Una máquina.

No sé cómo seguir estas palabras. Creo que se me acabó el diccionario. Trato de imaginar, por ejemplo, qué habrán dicho Bernardo O’Higgins o cualquier otro personaje de libro de historia cuando estaban construyendo y viviendo la misma. Conmigo no tendría por qué ser diferente. Suele decirse que la perspectiva te entrega un poco de objetividad con respecto a los hechos, pero aún no tengo esa distancia necesaria, y, la verdad, me importa bien poco ser objetivo ahora.

Podría, por ejemplo, hablar un poco de lo que muchos ya vimos. Cómo la U ganó en Uruguay, en Brasil, en Argentina y en Ecuador. Pero eso todos ya lo sabemos. Quiero aprovechar y plantear una pregunta a todos. ¿Cuándo sintieron que la U podía campeonar en la Sudamericana? Al menos yo, cuando aplastamos a Flamengo allá. Ronaldinho tendrá que darse por satisfecho con que no le hicimos 3 pepas más.

Para cerrar 2 cosas. Primero, nunca vi con mis propios ojos algo así antes en el fútbol chileno. No creo ser una voz imparcial, pero objetivamente me cuesta recordar un equipo que se haya matado tanto en la cancha como esta U, que se la haya jugado tanto por una idea como esta U, y un conjunto de jugadores tan comprometidos con el compañero como los de esta U.

Y esto, por la seriedad del cuerpo técnico y la sangre azul de los jugadores y su hinchada.

Sé que no hay otra hinchada como la de la U. Cuando la U tuvo un mal segundo semestre el 2010, muchos me dijeron que dejáramos de alentar un poco al equipo, para que se dieran cuenta de la falta del hincha. Sólo pensé “cómo te falta, hombre! No sabes de hinchadas de verdad!”. Es así. Siempre se dice que el hincha de la U es sufrido, que las cosas le cuestan, y es así. Tan sólo miren a la vereda del frente y vean cuánto hincha de equipos innombrables sólo le dan la espalda cuando le va mal al que dicen es “su equipo”. Fácil: no la sufren. No la sufren, porque no la sienten. Ahí está la gran diferencia.

Segundo (y, finalmente), sólo quiero agradecer a los jugadores que la mojaron, y a la hinchada que semana a semana estuvo ahí en las tribunas, alentando incondicionalmente al equipo de sus amores, a los colores que te llenan de emoción y que te hacen pensar “más allá del horizonte”.

Como en Chile no es usual llegar a estas instancias en campeonatos internacionales, me costó olvidar la semifinal perdida ante Chivas, y, sinceramente, pensé que nunca iba a ver a la U campeonar a nivel continental. Es tan lindo cuando te equivocas de esta manera, porque sólo tuve que esperar poco más de 1 año para cumplir ese sueño. Y ese recuerdo ya no está, porque lo cambié por una estrella brillante, por un equipo deslumbrante: el mejor de Sudamérica.


Y ayer, como hincha, obtuve mi segundo título universitario. Campeón del continente.

Gracias, Universidad de Chile. Sólo gracias.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Laura cumplió y busco a Gloria

Siempre me ha gustado el fútbol. Es más: siempre he sido hincha de la U. Todo gracias a mi abuela paterna, que desde chico convenció a todos que ese tenía que ser el equipo de la familia. Por el lado materno hay un par de desenfocados, pero el resto son todos de la U también. Como ven, he estado siempre rodeado de puros colores azules, y me he visto siempre alentando al mismo equipo. En ocasiones (varias), más que a la Roja incluso.

Fui creciendo y dejé de lado un poco mi gusto por el fútbol. No fue a propósito, sino que sólo inconsciente, con lo que di paso a otros intereses. Como que me desinteresé un poco por el fútbol... Sin embargo, mi amor por la U seguía ahí. Pero, la verdad, me importaba bastante poco lo que sucediera semana a semana con el equipo (soy el peor hincha, lo sé). Si éramos campeones, excelente, feliz. Si perdíamos, un sabor amargo de un rato.

Además, me sabía yeta: iba al estadio, y la U perdía. Y lo intenté varias veces, muy separadas entre ellas. Y no, la U perdía cada vez que iba. Me comprenderán si esto me desanimaba un poco a seguir yendo al estadio.

Cuando entré a la universidad, conocí a un amigo que desde siempre ha sido de la U y su fanatismo nunca decayó. Siempre estuvo ahí con el equipo, iba a cuanto partido había, y hoy sigue haciéndolo. Me instó TODOS LOS DÍAS de la universidad a que lo acompañara, pero mi autodenominación de yeta no me lo permitía, no podía hacerle esto al equipo de mis amores.

Este proceso de convencimiento duró años, un poco impulsado por mi amigo, y otro poco por parte propia. Debo reconocer que me empecé a interesar un poco más por ver fútbol chileno sólo durante el proceso de Bielsa al mando de la Roja. Volví a tomarle el gusto perdido a este hermoso deporte, viendo un fútbol que en Chile no se veía tradicionalmente...

2009

Esto llevó a que en 2009 yo ya hubiera vuelto a ver fútbol todas las semanas. Cada fin de semana, ver CDF era un ritual sagrado. Y, como saben, Apertura 2009 fue lo máximo. Campeones otra vez, la estrella 13. Tengo grabado en la cabeza el gol de palomita de Juan Manuel Olivera en Santa Laura. Y cómo olvidar también a los tremendos valores que fueron naciendo de ese equipo. Podemos mencionar, por ejemplo, a Mauricio Victorino y Walter Montillo, dos extranjeros más que identificados con los colores de la gloriosa.

En 2009 me volví a encantar con el fútbol de la U, volví a seguirlos en forma incondicional. Tropezones hubo, pero siempre supimos levantarnos. Me preguntaron muchas veces “¿cómo sigues alentando a la U, aun cuando han perdido mucho últimamente? Uds, la hinchada, les dan mucho (a los jugadores) pero reciben poco.” Poco entienden muchos de lo que es ser bullanguero.<

2010

  • Primer Semestre: Estuve en el estadio cuando el sueño de la final de la Libertadores 2010 se esfumó. Una U irreconocible en el Nacional, un equipo sin ideas, y con mala suerte más encima (el par de travesaños no quisieron ayudar). Golpe DURÍSIMO.

  • Segundo Semestre: Un equipo raro. Muchos jugadores menos, tuvimos la oportunidad de salir campeones con una ventaja importante de puntos sobre CC y UC, y no la supimos aprovechar. Una racha de derrotas cortó las alas de esa estrella 14. Nuevamente, durísimo.


2011

Pero la U no sabe de alegrías sin pasar por momentos duros. No sabe de logros sin sacrificios. Llegó Don Sampa este año y las cosas cambiaron. Debo reconocer que fui uno de los que resistió su llegada. No por su forma de dirigir, sino porque me chocó mucho que fuera sacando del equipo a los estandartes importantes, y sin el debido tratamiento. Olarra e Iturra partieron, quizá no de la forma que muchos hubieran querido.

La idea de Don Sampa se ha plasmado este año en forma clarísima dentro de la cancha. Partiendo por mí: me aboné a la U, y ahora voy todas las semanas al estadio, con mi amigo de los párrafos anteriores. Creo que este año, si mal no recuerdo, he visto perder a la U como 3 veces en vivo. La peor fue la final de ida contra la UC, pero una garra incomparable bajó luego la 14 del cielo.

El segundo semestre ha sido algo inusitado. La U no perdió ningún partido en el Clausura, fui a casi todos los partidos de local (¿ven que ahora no soy yeta?), y acá estamos. Ad portas del primer partido de una final internacional, algo histórico para el club.

Parece que lo hice bien, parece que me reencanté con la U en el momento exacto. Desde 2009 en adelante he sabido más de alegrías que de sinsabores, y todo por un equipo que lo deja todo en la cancha. Han habido diferentes técnicos y jugadores, pero todos con una entrega que no se ve en otro lado.

Copa Sudamericana

El miércoles estuve en Santa Laura. Fue de esos partidos en que no sabes si respirar una vez de más o una de menos, porque crees que eso va a cambiar el trámite del partido, y si pierden es culpa tuya. No quieres cambiar las cábalas, no quieres ser el autor del peor mufazo celebrando antes de tiempo. Todo tiene que permanecer dentro de los estándares que han marcado tu forma de vivir la Copa. Amigos/primos/tíos vieron el partido TAL COMO LAS DEMÁS VECES. Nada de cambios, nada de invitados que no estuvieron antes: TODO COMO SIEMPRE.

Estadio Santa Laura - Universidad de Chile vs Vasco da Gama (Antes del partido)


Mi forma de vivirlo era en el estadio. Alentando. El Santa Laura estaba REPLETO. Se sentía la caldera azul, y sé que los brasileros de Vasco también sintieron el calor de enfrentarse al hincha azul.

Desde el minuto 1 la cosa estaba marcada por una tensión incomparable. Estábamos a 90 minutos de la historia, y eso es algo que no todos pueden contar, porque sólo 20000 estuvimos ahí viviéndola. Cuando al minuto 6 Eduardo Vargas se escapa solo, el tiempo como que se detuvo. TODO el estadio y TODA la gente en sus casas veían cómo ese momento, ese instante podía empezar a pavimentar el camino a la final. Pero sólo duró un par de segundos más. Eduardo, ansioso, falló en quitarse al arquero de encima.

Así en adelante, vivimos todos el partido pendiendo de un hilo. El equipo se veía ansioso, con ganas pero ansioso. Las cosas no salían, se cometían faltas cerca del arco de Johnny, y con Juninho no se sabe qué puede pasar. El árbitro, más encima, colaboraba a que el ambiente se tensara aún más. No cobraba nada, no ponía tarjetas, nada. Parecía que jugaba para Vasco.

Los de Vasco llegaron mucho al arco de Johnny, que respondió como siempre no más, y los hinchas de la U la pasábamos mal. “UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU” se gritaba, cuando la pelota se paseaba por el área nuestra, y como que nadie la despejara.

Más encima, el urgimiento generó como 20.000 DT’s además de Don Sampa. “Matías, ábrela”, “Eduardo, pásala”, “Charles, corre, desmárcate”. Frases como estas escuché varias. Pero el equipo sabía lo que tenía que hacer. Cuando vino el centro de Osvaldo González por la derecha, y, luego de esa serie de rebotes del demonio, Charles metió el zapatazo, se dio el rebote y Gustavo Canales - el de los goles importantes - apareció y la clavó en la parte de atrás de la red, el Santa Laura explotó.

El equipo sabía que ese gol era insuficiente. Uno de los brasileros, y venían los penales. Había que liquidarlo. Nuevamente, como al principio, la ansiedad se empezó a hacer parte de los jugadores. Atacaban como siempre, pero fallaban más seguido de lo normal. Llegaban al arco contrario, pero sin definir como corresponde.

Primer Tiempo: UCH 1 - 0 Vasco.

Cuando entró el equipo para jugar el segundo tiempo, todos sabíamos que el gol iba a venir. Sólo no pensé que íbamos a tener que esperar cerca de 25 minutos para que São Edú diera la puntada final a un increíble centro de Mena, y que con eso la final fuera una certeza. Con uno menos, los de Vasco no podrían hacer nada.

Fue una noche de aquellas, una noche que espero desde 2009, y más intensamente desde 2010 cuando las Chivas nos quitaron el sueño. El 30 de noviembre de 2011, Laura cumplió. Ahora, busco a la Gloria, que me dijeron que ronda a 180 minutos de acá.

lunes, 5 de septiembre de 2011

La matemática de las visiones

Muchos sabemos que en la matemática existen - a grandes rasgos - 3 tipos de ángulos: agudos, rectos y obtusos. Ellos no sólo representan diferentes cantidades, sino que también aplican a los distintos tipos de personas.

  1. Una persona aguda es alguien perspicaz, sagaz, inteligente y astuta.
  2. Una persona recta es alguien de quien no dudamos, justo, moral y razonable.
  3. Una persona obtusa es alguien intransigente, obstinado y lento.

Cada ángulo resalta diferentes cualidades. Ahora, la pregunta es: ¿Cuál eres tú?

viernes, 22 de julio de 2011

Agridulce

Era jueves, y ella viajaba sentada en el Metro. Se le veía un poco ansiosa, y quizás también un poco nerviosa. Bien seguido apretaba su cartera y miraba el reloj. Se notaba que iba arreglada para una ocasión especial, y que le había puesto un empeño particular al maquillaje, como si nunca antes se hubiera pintado. De vez en cuando se paraba, y cuando podía miraba su reflejo en las ventanas del tren, para verificar que todo estaba en su lugar.

Veinte minutos después se encontró con su hijo. Tras un largo abrazo, se miraron un instante. No se habían visto en años. Él estudió en la Escuela Militar, y ella - emocionada - vio que ya no era el niño de 18 años que recordaba. Él acababa de graduarse ese mismo día, el primero de toda la familia. "Qué orgullo", pensó, pero al mismo tiempo deseaba que no hubiera sido ese jueves, sino cualquier otro día del año.

No correspondía celebrar. Entraron juntos de la mano al cementerio. Era el aniversario de la muerte de su marido.