domingo, 4 de diciembre de 2011

Laura cumplió y busco a Gloria

Siempre me ha gustado el fútbol. Es más: siempre he sido hincha de la U. Todo gracias a mi abuela paterna, que desde chico convenció a todos que ese tenía que ser el equipo de la familia. Por el lado materno hay un par de desenfocados, pero el resto son todos de la U también. Como ven, he estado siempre rodeado de puros colores azules, y me he visto siempre alentando al mismo equipo. En ocasiones (varias), más que a la Roja incluso.

Fui creciendo y dejé de lado un poco mi gusto por el fútbol. No fue a propósito, sino que sólo inconsciente, con lo que di paso a otros intereses. Como que me desinteresé un poco por el fútbol... Sin embargo, mi amor por la U seguía ahí. Pero, la verdad, me importaba bastante poco lo que sucediera semana a semana con el equipo (soy el peor hincha, lo sé). Si éramos campeones, excelente, feliz. Si perdíamos, un sabor amargo de un rato.

Además, me sabía yeta: iba al estadio, y la U perdía. Y lo intenté varias veces, muy separadas entre ellas. Y no, la U perdía cada vez que iba. Me comprenderán si esto me desanimaba un poco a seguir yendo al estadio.

Cuando entré a la universidad, conocí a un amigo que desde siempre ha sido de la U y su fanatismo nunca decayó. Siempre estuvo ahí con el equipo, iba a cuanto partido había, y hoy sigue haciéndolo. Me instó TODOS LOS DÍAS de la universidad a que lo acompañara, pero mi autodenominación de yeta no me lo permitía, no podía hacerle esto al equipo de mis amores.

Este proceso de convencimiento duró años, un poco impulsado por mi amigo, y otro poco por parte propia. Debo reconocer que me empecé a interesar un poco más por ver fútbol chileno sólo durante el proceso de Bielsa al mando de la Roja. Volví a tomarle el gusto perdido a este hermoso deporte, viendo un fútbol que en Chile no se veía tradicionalmente...

2009

Esto llevó a que en 2009 yo ya hubiera vuelto a ver fútbol todas las semanas. Cada fin de semana, ver CDF era un ritual sagrado. Y, como saben, Apertura 2009 fue lo máximo. Campeones otra vez, la estrella 13. Tengo grabado en la cabeza el gol de palomita de Juan Manuel Olivera en Santa Laura. Y cómo olvidar también a los tremendos valores que fueron naciendo de ese equipo. Podemos mencionar, por ejemplo, a Mauricio Victorino y Walter Montillo, dos extranjeros más que identificados con los colores de la gloriosa.

En 2009 me volví a encantar con el fútbol de la U, volví a seguirlos en forma incondicional. Tropezones hubo, pero siempre supimos levantarnos. Me preguntaron muchas veces “¿cómo sigues alentando a la U, aun cuando han perdido mucho últimamente? Uds, la hinchada, les dan mucho (a los jugadores) pero reciben poco.” Poco entienden muchos de lo que es ser bullanguero.<

2010

  • Primer Semestre: Estuve en el estadio cuando el sueño de la final de la Libertadores 2010 se esfumó. Una U irreconocible en el Nacional, un equipo sin ideas, y con mala suerte más encima (el par de travesaños no quisieron ayudar). Golpe DURÍSIMO.

  • Segundo Semestre: Un equipo raro. Muchos jugadores menos, tuvimos la oportunidad de salir campeones con una ventaja importante de puntos sobre CC y UC, y no la supimos aprovechar. Una racha de derrotas cortó las alas de esa estrella 14. Nuevamente, durísimo.


2011

Pero la U no sabe de alegrías sin pasar por momentos duros. No sabe de logros sin sacrificios. Llegó Don Sampa este año y las cosas cambiaron. Debo reconocer que fui uno de los que resistió su llegada. No por su forma de dirigir, sino porque me chocó mucho que fuera sacando del equipo a los estandartes importantes, y sin el debido tratamiento. Olarra e Iturra partieron, quizá no de la forma que muchos hubieran querido.

La idea de Don Sampa se ha plasmado este año en forma clarísima dentro de la cancha. Partiendo por mí: me aboné a la U, y ahora voy todas las semanas al estadio, con mi amigo de los párrafos anteriores. Creo que este año, si mal no recuerdo, he visto perder a la U como 3 veces en vivo. La peor fue la final de ida contra la UC, pero una garra incomparable bajó luego la 14 del cielo.

El segundo semestre ha sido algo inusitado. La U no perdió ningún partido en el Clausura, fui a casi todos los partidos de local (¿ven que ahora no soy yeta?), y acá estamos. Ad portas del primer partido de una final internacional, algo histórico para el club.

Parece que lo hice bien, parece que me reencanté con la U en el momento exacto. Desde 2009 en adelante he sabido más de alegrías que de sinsabores, y todo por un equipo que lo deja todo en la cancha. Han habido diferentes técnicos y jugadores, pero todos con una entrega que no se ve en otro lado.

Copa Sudamericana

El miércoles estuve en Santa Laura. Fue de esos partidos en que no sabes si respirar una vez de más o una de menos, porque crees que eso va a cambiar el trámite del partido, y si pierden es culpa tuya. No quieres cambiar las cábalas, no quieres ser el autor del peor mufazo celebrando antes de tiempo. Todo tiene que permanecer dentro de los estándares que han marcado tu forma de vivir la Copa. Amigos/primos/tíos vieron el partido TAL COMO LAS DEMÁS VECES. Nada de cambios, nada de invitados que no estuvieron antes: TODO COMO SIEMPRE.

Estadio Santa Laura - Universidad de Chile vs Vasco da Gama (Antes del partido)


Mi forma de vivirlo era en el estadio. Alentando. El Santa Laura estaba REPLETO. Se sentía la caldera azul, y sé que los brasileros de Vasco también sintieron el calor de enfrentarse al hincha azul.

Desde el minuto 1 la cosa estaba marcada por una tensión incomparable. Estábamos a 90 minutos de la historia, y eso es algo que no todos pueden contar, porque sólo 20000 estuvimos ahí viviéndola. Cuando al minuto 6 Eduardo Vargas se escapa solo, el tiempo como que se detuvo. TODO el estadio y TODA la gente en sus casas veían cómo ese momento, ese instante podía empezar a pavimentar el camino a la final. Pero sólo duró un par de segundos más. Eduardo, ansioso, falló en quitarse al arquero de encima.

Así en adelante, vivimos todos el partido pendiendo de un hilo. El equipo se veía ansioso, con ganas pero ansioso. Las cosas no salían, se cometían faltas cerca del arco de Johnny, y con Juninho no se sabe qué puede pasar. El árbitro, más encima, colaboraba a que el ambiente se tensara aún más. No cobraba nada, no ponía tarjetas, nada. Parecía que jugaba para Vasco.

Los de Vasco llegaron mucho al arco de Johnny, que respondió como siempre no más, y los hinchas de la U la pasábamos mal. “UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU” se gritaba, cuando la pelota se paseaba por el área nuestra, y como que nadie la despejara.

Más encima, el urgimiento generó como 20.000 DT’s además de Don Sampa. “Matías, ábrela”, “Eduardo, pásala”, “Charles, corre, desmárcate”. Frases como estas escuché varias. Pero el equipo sabía lo que tenía que hacer. Cuando vino el centro de Osvaldo González por la derecha, y, luego de esa serie de rebotes del demonio, Charles metió el zapatazo, se dio el rebote y Gustavo Canales - el de los goles importantes - apareció y la clavó en la parte de atrás de la red, el Santa Laura explotó.

El equipo sabía que ese gol era insuficiente. Uno de los brasileros, y venían los penales. Había que liquidarlo. Nuevamente, como al principio, la ansiedad se empezó a hacer parte de los jugadores. Atacaban como siempre, pero fallaban más seguido de lo normal. Llegaban al arco contrario, pero sin definir como corresponde.

Primer Tiempo: UCH 1 - 0 Vasco.

Cuando entró el equipo para jugar el segundo tiempo, todos sabíamos que el gol iba a venir. Sólo no pensé que íbamos a tener que esperar cerca de 25 minutos para que São Edú diera la puntada final a un increíble centro de Mena, y que con eso la final fuera una certeza. Con uno menos, los de Vasco no podrían hacer nada.

Fue una noche de aquellas, una noche que espero desde 2009, y más intensamente desde 2010 cuando las Chivas nos quitaron el sueño. El 30 de noviembre de 2011, Laura cumplió. Ahora, busco a la Gloria, que me dijeron que ronda a 180 minutos de acá.

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