domingo, 10 de junio de 2007

Paris... Paris

Y sí po... No dejo de viajar, parece broma hacia todos los que siguen un tanto mis aventuras, que creen que lo único que hago es NO estudiar... Bueno, es casi así, pero este viaje es uno de mis últimos probablemente. Ahora se me vienen pruebas en un mes y medio más, así que a estudiar se ha dicho, además de que se acabaron los fines de semana largos... En fin, gajes del oficio de estudiante de intercambio...

Era un día normal acá en Alemania, en la bella ciudad de Karlsruhe, cuando revisando mi correo me encuentro con un mail de un amigo húngaro, que hablaba de pegarse un pique a París… Eso sería como 10 días después… Yo no tenía nada de plata, y pensaba ¡¡Qué lata perderme esto!!... Poco a poco fui pensando un poco más en el tema, y dándome cuenta de que estas opciones no pueden dejarse pasar así como así, porque quizás cuándo voy a volver a tenerlas a mi disposición. Decidí, entonces, hablar con mi padre y negociar mi financiamiento. Luego de conseguirme un presupuesto aproximado de cuánto saldría la gracia, envié correos a mi padre, y al fin, conseguí los medios. Día de partida: 07 de Junio de 2007, 6 – 6.30 am.

Existía aún un pequeño problema. El 06 en la tarde se realizó la mítica carrera de 5 kms por el bosque (Bierkastenlauf), en la cual claramente participé. Ustedes se preguntarán qué mierda puede tener de especial una carrera que se corre por el bosque… La respuesta es simple: Entre 2 hombres o 3 mujeres había que bajarse un cajón de 24 chelas, o sea, 12 para cada macho u 8 por mujersh… En total eran 8 litros de cerveza, mientras corrías los largos e interminables 5 kms. Creo que ya pueden armarse una imagen mental de mi estado tras la carrera… Lamento decepcionarlos, pues mi estado era bastante mejor de lo que uno puede pensar con casi 4 litros de chela en el cuerpo. Nos tomó (a Nico y a mí) 1 hora con 18 minutos, para terminar encaramados en el lugar 28, de cerca de 120 corredores… Muy digno, no? Muy mucho… Las opciones de levantarse temprano para partir a París se complicaban un tanto, porque más encima, hasta antes de la carrera no había preparado nada de maleta, comida, nada… Tenía que llegar después de la carrera a inventar alguna forma de lograrlo… Además de que donde yo vivía había otra fiesta, por la cual claramente tenía que pasar, quedarme, jugosear con amigos que estaban ahí hace rato, tomarme otro par de cosas, no sé… bien complejo el panorama. No pude quedarme ahí menos de cerca de 2 horas… A fin de cuentas, lo logré… De alguna forma u otra, logré insertar algo de ropa en mi maleta, armar una bolsa con comida y listo! Listo para partir a la capital francesa…

Ok… la verdadera historia. Eran las 6.30 am y estábamos subiéndonos al auto que arrendamos (que ahora lamentablemente no fue un AUDI A3 como en viajes anteriores). 5 viajeros partieron: 3 chilenos (Nico, Cota y yo) y 2 húngaros (Gabor y Zoli). Por supuesto, que mi estado no me permitió mantenerme mucho tiempo despierto, y dormí una buena porción del comienzo del viaje, hasta que paramos a cargar con bencina el hermoso OPEL no se qué… La idea era ahora decidir si es que nos íbamos por la autopista, pagando los peajes, o por los caminos internos, con su consecuente mayor tiempo de viaje… Claro: autopista. La idea era llegar relativamente temprano a París, para poder recorrer un poco, luego de dejar las cosas en nuestro hotel… claramente NO céntrico, quedaba a la cresta jejeje… Pero en fin, estudiantes no más po, qué más vas a pedir… Durante el trayecto a París, no sé, se podía ver muchísimos campos, y amplios y vastos paisajes, mucho verde, de repente su tren loco (TGV) que pasaba a la distancia; la verdad, muy bonito el Landschaft francés…

Ya en París, hubimos de enfrentarnos a un inesperado y larguísimo viaje para llegar al hotel, con la peor de las orientaciones, en una ciudad donde NADIE habla inglés, y menos te pueden ayudar si ninguno de nosotros habla ni un poco de francés. Creo que el je m’appelle no era suficiente… Bueno, en fin. Con la invaluable ayuda de Google Maps logramos dar con el hotel “Parc Hotel”, que nos alojaría de jueves a domingo, para volver de ahí a la realidad, la realidad a medias de Alemania… Imagínense estar dando vueltas por París, por las autopistas, ver un millón de letreros con una cantidad de palabras de repente reconocibles, por lo comparables con el castellano, pero sin saber cuál era tu propia dirección… Medio terrible. Pasamos junto al estadio Saint-Denis, bien simpático… En un momento pensé: “El hotel no puede estar taaaaan lejos, total estoy viendo este tremendo estadio, debemos estar cerca”. Claramente no… C’est la vie! La cosa es que llegamos al hotel, pasamos a nuestras piezas, dejamos maletas, descansamos un rato, y nos dispusimos a ir a ver la ciudad un rato…

Claro que esta salida no podía estar exenta de anécdotas, porque acá TODO es una gran anécdota, pero ésta no fue tanto de mi agrado… Íbamos en el auto los 5, los 3 chilenitos atrás, y claramente sin cinturón de seguridad… Obvio que ya imaginan lo que pasó: su parte!!! Obvio que los paquitos franceses no hablaban nada de inglés tampoco, uno por ahí disimuló media palabra en español, porque vio que éramos de Chile con nuestros documentos. Entre uno que otro enredo logramos entender la gran mala noticia: o pagamos o se llevan el auto. Veníamos llegando, estábamos en Francia, el auto era alemán, y nos estaban cobrando un OJO DE LA CARAAA!!!! Al fin, como bien creen, no tuvimos más opción que pagar… la módica suma de 90 € cada uno… es decir, cerca de 65 lucas cada uno… Claro que eso deshizo de entradita mis finanzas para el viaje… 90 € menos no es despreciable, de hecho era cerca de 1/3 del presupuesto para el viaje completo. Claro que después de este encontronazo no nos quedó ganas para hacer nada, y nos volvimos al hotel, no fuera a ser que nos topáramos de nuevo con esta gente… En el hotel, entre algunos bocadillos, ya sólo nos preocupábamos de planear nuestro día siguiente. Iríamos a EuroDisney, a sentirnos nuevamente como niños.

Una pequeña reflexión que pasó por mi cabeza en esos instantes… Es impresionante como uno puede lograr hacer suyo el lugar donde está frecuentemente. Karlsruhe, mi ciudad alemana, es como mi casa, y, cuando he viajado me he sentido a veces incómodo, porque no hablan alemán los demás, no sé, porque los letreros a veces son más comprensibles (sí, más) jeje, es raro, pero es así… Siento que estoy fuera de mi lugar, y que de alguna forma es difícil volver a encajar… Ya me sucedió al comienzo con Alemania, y si bien sé que son sólo “vacaciones” sigue siendo raro… No sé si comprenden, pero si toman un semestre–año–vida de intercambio van a darse cuenta de lo que es sentir esa presencia, de TU espacio, de TU vida, de todo lo que es tuyo…

08 de Junio de 2007 – EuroDisney
Temprano por la mañana tomamos nuestra gran máquina, nuestro OPEL y partimos, nuevamente apoyados en el gigante GOOGLE, en dirección a EuroDisney. La verdad es que es bien preciso este sistema, pues te dice exactamente lo que dice la señalización en la calle, qué salida tomar, distancias y tiempos aproximados de viaje, etc… Todo un nuevo mundo esto… Luego de como 1 hora de viaje (porque claramente igual nos perdimos) logramos dar con la salida correcta hacia DisneyLand. No se imaginan el escándalo en el auto: “MICKEEEEEEEEEEEY!!!!!!!!!!!!! AAAAAAAAAAAAAAAHHHH! EL RATÓN GAAAAAAAAAY!!!!!!!!!!!!!!”, y eso que aún no llegábamos, sólo habíamos visto un maldito letrero… jeje Cosas que pasan cuando uno comienza a sentirse – de nuevo – niño.

Luego de otro paseo por las instalaciones del parque del encanto, dimos con los “pequeños” estacionamientos, donde abandonamos la máquina, entusiasmados por golpear, digo, ver a todos los monos de la infancia… Quién no lo haría? Comenzamos acercándonos hacia la entrada mirando todo alrededor, para darnos cuenta, por supuesto, que la decoración era lo más infantil posible, incluyendo de vez en cuando una que otra publicidad de Mc Donald’s, Coca Cola o algo por el estilo. Seguimos avanzando, dimos con la entrada, pasamos el control de seguridad, y nos adentramos de inmediato en un mundo de encantos, de ensueños, un mundo para pequeños. Estatuas de algunos monos extraños rodeadas de verde y/o flores, caminos amplios, fuentes, kioscos con souvenirs, edificios de colores dudosos (rosado, claro está) con Mickey adornando el frontis (obvio que también estaba Lumière por ahí): todo indicaba que el mundo adulto quedaba atrás, y ahora era hora de ser niño, de comportarse como tal, y de disfrutar lo que fuese a venir. Nosotros no nos íbamos a quedar atrás, por lo que entramos en la atmósfera. Compramos los tickets que nos daban derecho a acceder al parque de Disney y también al de Disney Studios, por algo así como 35 €. No tan barato, pero si lo comprábamos, era hora de ponerse a hacer rendir esos euros…

Partimos por el parque de Disney. Lo primero que vimos luego de pasar los torniquetes fue el típico trencito que da la vuelta completa al parque, haciendo paradas en diferentes “estaciones” ubicadas en lugares – digamos – estratégicos. Obvio que no lo tomamos, sino que seguimos derecho, para empezar a hacer los recorridos a pie, para poder ver más y más de cerca. Luego de esta primera estación, apareció la “calle principal” donde, por supuesto, estaba repleto de tiendas con souvenirs, cosas para comer y tomar, y ese tipo de tiendas (está claro que también había su placita con arbolitos y esas cosas, el verde que no puede faltar). Bueno, la cosa es que seguimos caminando, y justo al otro lado de esta placita había un desfile de unas putas letras…gente disfrazada de LETRA (weon, LETRA, sí, LETRA), armando Disney, haciendo un espectáculo para los niños que repletaban la calle, para ver pasar un par de LETRAS. En fin, igual fue simpático, y fue como lo que necesitábamos para darnos cuenta en qué nos estábamos metiendo. Como no podía faltar, al final de esta calle qué había????? El TÍPICO castillo de Disney, como el de Magic Kingdom en Orlando: IGUALITO! Ahí sí que ya no había duda: mundo para peques, pero estábamos dispuestos a pasarla bien, y portarnos como tales.

“Und jetzt wohin?” (Adónde ahora) nos preguntamos. Decidimos partir con algo emocionante: montaña rusa en DISCOVERYLAND. Justo afuera de la entrada de esta pequeña atracción había una máquina para sacar unos tickets, que no sabíamos bien qué eran, pero decía “FAST LANE”, así que los sacamos. Hicimos la cola, nos metimos al juego más EXCELENTE de la vida, y cuando salimos nos dimos cuenta que con el ticket que habíamos sacado podíamos entrar por un sector más rápido que hacer la cola… Así que, obvio, de nuevo jeje… El juego consistía en que, luego de una cola infinita, llegabas a estos típicos carros que te ponen un puto fierro por delante, para bloquearte, limitarte y no SALIR DISPARADO fuera de TU VIDA (dicen que es sólo por seguridad, pero me gusta exagerarlo), y luego te mareaban por unos minutos a velocidades y aceleraciones insospechadas. Lo genial de esta cosa es que luego de que llenan el carrito y entras “en ruta”, te ponen en ángulo, y como se trataba de una cosa así como una “Space Mountain”, te LANZAN como un cohete, así que, puta, más rápido que la cresta. Luego, entras a una serie interminable de curvas veloces, loops y cosas inimaginables, sin luz, y lleno (digo, LLENO) de gritos pa’ arriba y pa’bajo. No, espectacular. Confieso desde ya que ese día hicimos esta cosa 3 veces.

Bueno, luego de volver a la tierra, nos dirigimos emocionados a otra cosa con Beschleunigung (aceleración): Star Wars. Después de estos tickets-mega-rápidos llegamos adelante en medio segundo, y a los 5 minutos estábamos disfrutando de un paseo a través del espacio, esquivando disparos de los malditos secuaces de Darth Vader, volando con un simpático y humilde X-Wing. No fue tan espectacular como Space Mountain, pero estuvo bien. Como había aún mucho que ver, y no todo el tiempo del mundo, dijimos “Ok, weiter” (Ok, sigamos), y fuimos a otro de los “Lands” de esta cosa. Pasamos ahora a “Fantasyland”: sí, parecido a Fantasilandia, pero imagino que un tanto diferente.

En esta parte del parque comenzaron a aparecer las típicas figuras de la infancia. El primero con que nos topamos no sé quién es, porque típicamente son 2 (Chip y Dale), pero bueno, una de las malditas ardillas era la que estaba ahí, repletándose de fotos y de cabros chicos saltándole, rogándole probablemente por autógrafos en francés o algo así: nunca sabré (obvio que no le salté). También pasó en ese momento una señorita actuando de la Bella, de la Bella y la Bestia, y también estaban las pequeñas niñas que la seguían gritándoles no sé cuántas cosas, desde “OOOOOOOOOOHHHH!!!!” hasta “QUÉ BELLA!!!!!!!!”, o algo por el estilo. Ya po, luego fuimos al primer juego realmente pa’ cabros chicos en que estuvimos: “It’s a small world”. Mostraban en chiquitito cómo es el mundo, las diferentes culturas, paisajes, gente, etc… Todo, pero en chiquitito: igual bkn. En un botecito te llevan a través de un viaje por el mundo, para darte cuenta, como dicen, de lo pequeño que es el mundo: Inglaterra, Egipto, Rusia, Francia, Holanda, no sé… Mucho en poco tiempo, incluso figuras como Don Quijote y Sancho estaban incluidas en este paseíto. Bien wena onda, pero pa niños niños. Está bien que hayamos andado en la onda, pero en fin, había que hacerlo igual. A continuación, nos siguió otro de la misma onda (si igual nos gustaba, nos sentíamos más niños), sólo que ahora era una mini visión por los diferentes cuentos de hadas de Disney: Blancanieves, La Sirenita, Aladdin, La espada en la piedra, etc. También fue bien lindo, e imagínense las cosas que gritábamos (porque no hablábamos) cuando aparecía un cuento o película conocida, o las caras que poníamos. No, otra cosa simpática.

Después pasamos a un clásico, para terminar con este Land: Alicia en el País de las Maravillas. Un laberinto. Mucho tiempo adentro, realmente jugoseando (obvio que hay fotos de eso), y no sé, de repente tomando unos pequeños breaks, porque cansa caminar todo el día. En la mitad del laberinto jugoseando con estos MILES de letreros que indican en todas direcciones y todos dicen “Por Aquí”… jeje, gracioso. Vimos a los típicos personajes del cuento, como el gato extraño, la oruga freak, las cartas, no sé, no me acuerdo de los nombres, pero los más doctos sabrán a quiénes me refiero.

Ahora, pasamos a un lugar un poco más acelerado, más movido y más wena onda: Adventureland. Para comenzar nos fuimos directo a “Piratas del Caribe”, un recorrido por mundo de piratas, agua, tesoros y barcos hundidos. La entrada y la fila ambientadas correctamente, con estos típicos barriles, luces medio amarillentas para dar aspecto medio lúgubre. Otro paseo que valía la pena hacer. A todo esto, los lugares y atracciones que hacíamos las elegíamos en función de un “flyer” informativo sobre el parque completo, donde estaban indicadas las atracciones con cierta calificación, en función del público al que se dirigía, pues no todo (aunque no lo parezca) era dirigido precisamente a niños, como, por ejemplo, nuevamente, las montañas rusas. Por supuesto, ahora seguimos en dirección a una de ellas, y para no extenderme demasiado sólo les diré que la hicimos 2 veces antes de seguir. Después (qué lata) obvio que a otra montaña rusa (en total, hicimos 8 recorridos de Achterbahn ese día), pero lamentablemente estaba con una tremenda cola, así que sacamos los FAST LANE Tickets, para volver a la hora en que fueran válidos, así que por mientras fuimos a pasear. Partimos hacia la estación del trencito más cercana, para poder volver a la entrada del parque, para ir a los Walt Disney Studios, porque los iban a cerrar. Obvio que cuando llegamos el tren se iba yendo, y que el próximo iba a tardar su resto… Así que, a pateira…

WALT DISNEY STUDIOS
Al entrar nos topamos con Mickey vestido de mago: Fantasía. Una estatuilla simpática, obvio que en una fuente, para comenzar. Detrás había una especie de galpón por el cual había que pasar: Studio 1. Adornado con todo tipo de cosas relacionadas con filmación, llámese Mini Sets o cámaras, o falsos backgrounds, para meterte un poco en el mundo de los Studios. Saliendo HACIA el parque mismo, me encontré con un viejo conocido: Walt con Mickey, rodeados, por supuesto, de verde y flores, y con un letrerito dedicado al cine y la televisión, y todos aquellos contadores de historia del mundo que han engendrado tanta magia.

Para mi no-sorpresa también había montaña rusa, así que, para variar, fue lo primero que visitamos. Lamentablemente quedaba súper poco tiempo antes de que cerraran los estudios, así que fuimos directo a lo más movido. Nos perdimos presentaciones de cómo hacían algunos dibujos y los hacían luego películas, digamos el proceso de animación, porque estaba cerrado. Cosas por el estilo llenaban este parque, incluyendo también exposiciones sobre efectos especiales, pero partimos a la montaña rusa de Aerosmith, que era como la primera, que te lanzan a la mierda, te marean como idiota, lo único que ahora escuchando la voz de Steven Tyler. Ya lo saben: 2 veces jeje… Me sentí tan cabro chico, un poco de adrenalina y como se podía, se hacía de nuevo.

Luego, volviendo hacia la salida, nos “echaron” suavemente, diciendo que estaban cerrando. Volvimos al otro parque para meternos con nuestros tickets-mega-bknes a la última movida del día. Claro que cumplió las expectativas, pero SÓLO porque no había tiempo suficiente, lo hicimos una sola vez, para dar por finalizado el día de EuroDisney.

Fue bien lindo el día, pudiendo compartir con mis amigos, y poder ver cómo cada uno reaccionaba a estas distintas situaciones de “comportarse como niño”, y pasarlo bien simplemente, aprovechando esta oportunidad de conocer lugares y gente.


09 de Junio de 2007 – París
Temprano en la mañana despertamos, para partir con rumbo hacia la ciudad, la metrópolis. Tomamos la máquina y la estacionamos cerca de una estación de metro, porque en auto sería más complicado. Bueno, luego de decidir qué carajo de ticket comprar (pues existen no sé cuántas alternativas, que claro está hay que comprarlas en francés, porque en inglés no hay caso), pasamos los torniquetes, bajamos las escaleras y esperamos que el carro se moviera. Así lo hizo, en dirección a nuestro primer destino, al que arribamos luego de cómo 20-25 minutos de viaje. Como muchos podrán pensar, comenzamos nuestro paseo por la capital francesa en el Louvre.

Al abandonar la estación del metro que correspondía al Louvre, cruzamos la calle y entramos por un pasillo medio oscuro, tras cuyas paredes se alojaban cientos de obras de arte de distinta naturaleza: pintura, escultura, y una que otra bella mujer… Ya se respiraba aire de museo. Al pasar la mitad del trayecto, pude ver una de las imágenes actualmente típicas del gigante parisino: las pirámides de vidrio, adornando las entradas al museo. Genial. La combinación de arte de diferentes épocas juega en este caso un gran rol, que no desentona (a mi parecer), y que, de hecho, le otorga un cierto toque llamativo al albergue de los maestros de la expresión artística. Le dimos un par de vuelta al lugarcito, sacando una que otra foto, aprovechando claramente que había comenzado a salir el sol y que los reflejos te llamaban a plasmar en una imagen el momento.

Bueno, al fin y al cabo, nos pusimos en la cola de entrada. Llegamos adelante, y adivinen qué?? Problemas para entrar??? Qué creen? Pues no…nada! Sólo tuvimos que pasar las mochilas por una máquina de rayos X y chao… Estábamos dentro. Bajamos al hall principal, identificamos la caja donde comprar las entradas, compramos (obvio) y luego armamos un plan mental decidiendo por qué ala partir: Sully, Richelieu o Denon. Partimos por Denon, viendo una que otra escultura de no sé quién ni de qué época, dando vueltas por piezas llenas de trabajos recuperados por parqueados dedicados a buscar el origen de expresiones culturales del hombre del año 1. Genial, de gran valor, pero una tarea que no es para mí. Se agradece, por cierto, que exista gente devota a este tipo de actividades, con lo cual uno puede enterarse más o menos como se desenvolvía la vida de la misma gente, hace siglos… Un aspecto digno de rescatar es la gran ambientación dentro del museo, las columnas y techos que entonan muy bien con la época y el contexto de las obras que se exponen. Pasillos largos, con obras a sus lados, provenientes de diferentes momentos en la línea del tiempo.

Está lleno de salas que muestran arte o sólo restos de cultura de civilizaciones antiguas que habitaron la tierra: griegos, romanos, y otros que no recuerdo… Ustedes saben: la historia (ni nada relacionado con ella) no es mi fuerte. Insisto: la decoración de cada una de estas salas, y la diferencia entre cada una de ellas, hace que te sientas en períodos imperiales. En un momento, luego de conversar con la gente qué hacer, terminamos en zona de cámaras fotográficas-o-de-video prohibidas: arte italiano. Muchas pinturas impresionantes, paredes tapizadas con aroma a pasta (mentira), esculturas, etc. Claro está, por ahí también estaba escondida ella: la Gioconda. Por supuesto, en un amplio y alto hall, en el lado opuesto a una TREMENDÍSIMA pintura estaba ella, tras un vidrio. Gente la rodeaba y no podían escapar de su mirada: todo por la técnica que usó Leo de no pintar un reflejo de luz en el iris del ojo… qué capo el cabro! Es inquietante…ciertamente. Bueno, así seguimos paseando por el museo, pero no por mucho tiempo más. Nos topamos con la Venus de Milo, la saludamos y chao. Teníamos aún mucho que ver.

Abandonamos la casa del arte, con un día hermoso. El sol había terminado de empezar a salir, nos alumbraba y acaloraba como sabe hacerlo bien, mientras caminábamos entre 2 arcos: frente al Louvre existe una estatua, y si te paras al frente puedes ver estos 2 arcos perfectamente alineados, con un par de obeliscos en el camino. El arco del final puede que te suene: El Arco del Triunfo.

Camino al famoso arquito pude apreciar cómo se desenvolvía la vida típica parisina, típica de sectores más comerciales que otra cosa. Así como muchos pensarán, esta ciudad también estaba invadida por algunas de las fuertes tendencias norteamericanas bien difundidas a lo largo y ancho del mundo: Mc Donalds, Burger King, tiendas de ropa (que obvio que no me sé los nombres) y demases colmaban la vista de los paseantes. Uno que otro kiosco también por ahí, con recuerdos de distintos tipos, llámese postales, llaveros o posters te llamaban al consumo, tentando con una bella imagen de la ciudad del amor. En fin, una gran ciudad, llena de vida.

Ya habíamos recorrido buen trecho, y por fin llegamos. El Arco del Triunfo estaba frente a nosotros, junto al Place Charles de Gaulle, una pequeña rotonda de cerca de 6 pistas, bastante sobredimensionada a la vista de ojos actuales, pues en la época de construcción tenían preferencia los vehículos que entraban a la rotonda, entonces los que estaban dentro debían esperar haciendo cola, lo que derivó en ampliaaaaaaaar las rotondas. Gigante y todo, ayuda a resaltar la magnificencia del famoso arco este… Para llegar debajo de él, hay que cruzar un pasaje bajo la calle y aparecer nuevamente al centro de esta rotonda, para verse cubierto por esta cosa. Una vez que resurges se ve bien lo grande que es, lo impactante. Si bien no es una de las mayores cosas de la vida que haya visto, no deja de impresionar, y por eso le dediqué una que otra foto: Un arco con la bandera de Francia flameando en su centro, lindo pue.

Luego de rodear el arco, volver a cruzar la calle y apreciarlo a la distancia, caminamos en dirección al objetivo principal del día: sí, la torrecita famosa, la Tour Eiffel. En el camino se puede ver también qué es lo que arma esta ciudad, de qué se compone, tiendas, gente, cafés, calles, árboles, autos, etc, todo forma una mezcla particular difícil de describir más allá que lo que podría ayudar alguna foto. En fin, limitaciones del servidor aquí presente, para expresarse por este medio. Caminando un rato, aparecimos en Trocadero, justamente junto a la primera gran vista de la torrecita. Sólo una palabra: Wow! Síganme un poco: imagínense están parados viendo de frente lo siguiente: un corredor gigante, desde considerable altura, donde delante aparece un pequeño parquecito con variadas fuentes chorreantes, luego el río Sena, luego la torre modesta, y detrás de ella un bellísimo parque, lleno de verde, de gente, de vida, de París. No sé… al menos yo quedé fuertemente shockeado luego de esa primera imagen (de hecho, me quedé parado un rato disfrutando de la vista, sólo detenido). Yo sabía que iba caminando en dirección a la torre, pero no imaginé que vería algo como eso.

Es realmente sorprendente lo que puede llegar a conmover a una persona simplemente la imagen frente a sus ojos. Esta torre y todo su entorno llegan a lograr un efecto difícil de abarcar, pero, al mismo tiempo agradable de sentir, aunque inquietante. Véanlo, los invito. Bueno, luego, claro está, nos acercamos a la torre, la llenamos de fotos (en este caso, no de escritura), y luego pasamos al parquecito atrás, hasta el final, para tener una vista ahora desde el otro extremo del corredor. Obvio, la torre se ve igual, pero igual llama la atención siempre. Descansamos un rato, antes de continuar camino hacia la Catedral de Notre Dame.

Bueno, luego de este break caminamos hacia el metro francés, más conocido en París como “Metro” jeje… Nos movimos con esta cosa una que otra estación para bajarnos en la cercanía de Notre Dame. Subimos un par de escaleras, aparecimos nuevamente en la superficie, había ahora sol, cruzamos un puente, la calle luego, y nos topamos con una imagen más o menos así: es lo mismo que probablemente todos imaginan al sólo oír “Notre Dame”; me refiero a los clásicos vitrales de la Fassade de la Catedral, y el par de torres. Un lindo día, lleno de gente frente a la iglesia, y esta misma que nos invitaba a recorrerla por dentro. Era hora de misa, así que cuando entramos debíamos guardar más silencio que lo normal, a pesar de que había un área para turistas para no interrumpir con el desarrollo de ésta. Un pequeño paseo por dentro de la catedralcilla, viendo vitrales, la grandeza del lugar, las velitas, la gente que rezaba; en fin, un ambiente, cómo decirlo, eem… potente. Obvio que pasando por el dato medio cultural, es muy llamativa e impresionante la arquitectura (tanto dentro como fuera), y aún más, el buen trabajo que hacen para mantener todo en buen estado. Por otro lado, con mi gran capacidad políglota podrán imaginar cuánto entendí de la misa, que la estuve escuchando un rato: NADA más que el Amén. Cosas que pasan, no? Luego, abandonamos este lugar, para ir a pasear un rato. Sin embargo, pasamos antes por el jardín que estaba tras la iglesia: un bonito jardín, un par de fotos, y chao. Weiter laufen!!

Luego de esto, me parece, fue el momento que más me cautivó de la ciudad: cruzamos un puente sobre un río, y paramos un rato a descansar. Había así como 2 caminos, uno a la altura de la calle, y uno como pequeños pasajes más a nivel de río. Nos distribuimos entre los 2, y ahí pude descansar un poco, mirar alrededor y llenarme de Francia. Es muy tranquilizador ver cómo la gente disfruta de sus vidas, algunos con los pies en el agua, otros conversando, otros en grupos de amigos comiendo algo a orillas del río, disfrutando, sólo eso. Me sentí tan bien, tan calmado, tan no sé, tan desconectado del mundo. Sólo me preocupaba de mirar y de ver cómo era el mundo, de observar sus colores, de sentir sus olores, de oír sus ruidos, de palpar sus texturas: 5 sentidos abiertos TOTALMENTE. Pensé: ¿Por qué no es así en Chile? Si bien tengo la impresión de que no me gustaría vivir en esta ciudad por el resto de mi vida, o no sé, quizás ni siquiera por algún tiempo considerablemente largo, es impresionante lo que afectan a tu percepción ciertos momentos. Recuerdo perfectamente como si fuera ayer ese momento, y también las cosas que sentí, siendo que hoy es mucho después. Lo único que quieres hacer es quedarte ahí, y empaparte de esto que no sabes qué es, pero que está ahí. Colores, olores y demases: ahí seguirán estando, en mi retina, en mi memoria.

Ok, sigamos. Caminamos un rato más, apreciamos uno que otro color más, y volvimos luego a cruzar otro puente, para tomar el metro de vuelta (en Pont Marie) a la torre famosa, pues se estaba haciendo de noche, y nos interesaba ir a ver el show de luces de la Tour iluminada. Aquí dato freak: tomamos el trencito del metro, y era EL MISMO que hay en la Línea 1 del Metro de Santiago jeje… Fíjense: dicen “Hecho en Francia” o algo así.

El atardecer comenzó a romantizar el ambiente, llenando las cosas de colores más naranjos, más atardecerientos, lo que motivaba aún más a subir a mirar la ciudad desde otra perspectiva ahora. En cierto instante iluminaron con un juego de luces la torre, se escuchó un multitudinario “Oooohhhh!!!!” y la situación cambió. Queríamos encaramarnos hasta la punta de la torre (yo con vértigo, pero filo), pues no siempre se puede decir “No…puta, estamos acá en la cola de la Tour Eiffel pa’ subir”, así que a la cola no más po, aunque fuera hora u hora y media. Aún podíamos subir hasta la punta, pues más o menos alcanzábamos a comprar los tickets antes de que la cerraran, pero en la mitad de la cola (antes de la hora límite) el letrero con la información cambió: PUNTA CERRADA (en francés, y también en inglés, por eso entendí). Preguntamos qué carajo pasaba, y dijeron que estaba llena de gente, y que por eso no dieron más acceso a la gente. ¿Qué podíamos hacer? ¿Reclamar? No pues, simplemente subir hasta lo más arriba ahora posible: 2do nivel. Llegamos adelante, compramos tickets, otra pequeña cola, media hora y arriba!

Segundo wow del día. La misma torre. Algo tiene que tener, no creen? Una vista maravillosa sobre una de las ciudades más lindas que he visto. No sabes por dónde partir, te das varias vueltas antes de siquiera decidirte a sacar una foto (incluso yo, que soy como medio rayado con sacar fotos), y, en fin, en algún momento sólo paras y empiezas. Hermosas fotos, hermosa ciudad de noche, no, no sé cómo decirlo: vamos a tener que pegarnos otro viajecillo jeje. Estando arriba, mientras buscabas en la cámara la mejor opción para captar el momento (que con flash, que sin flash, que con esto o con lo otro), te sorprenden nuevamente. Ahora estás arriba de la torre que hace un rato habías visto iluminada desde abajo, y ahora eres partícipe y parte de las luces. Ver lo mismo desde otra perspectiva es no despreciable. Estuvimos su buen rato dando vueltas arriba antes de decidirnos a bajar (dato freak del momento: saben con quién me encontré arriba de la torre?? No, no es ése… Casi… Obvio que un chileno… jeje, filo), porque se acercaba el último espectáculo de luces, y la idea era lograr captar el momento desde la distancia, desde la gran panorámica de Trocadero. Se acercaba el próximo y apropiado ascensor para tocar tierra nuevamente, así que haciendo pequeñas presiones en la cola para subirnos intentamos subir todos, sin éxito. La vieja cuáticamente brígida que dejaba subir a la gente NO permitió que 2 de nosotros subieran; no fue mi caso, así que apenas llegué abajo, sin una correcta percepción de cuándo venía el próximo show luminoso, SÓLO CORRÍ!!! Agarré mi humanidad, y sólo emprendí carrera hacia Trocadero. Iba cruzando el puente sobre el Sena cuando empezaron a fuego-artificializar la torre, a lo que pensé “CRESTA!”. Calmé el paso un segundo, me di vuelta, miré a la torre y qué hice? La fotografié, creo que incluso 2 o 3 veces. Luego, seguí, pues me quedaban cerca de 500 metros aún. Corrí como si fuera tras algo realmente importante, en ese momento me pareció que así fuera. Al fin, llegué. Estaba con una de las mejores vistas de mi vida al frente, y claro, ahí cayó el tercer wow. Casi que no podía creer lo que estaba viendo, y agradecía poder hacer 2 cosas en ese instante: disfrutar de tan maravilloso paisaje, y segundo, poder grabarlo en la posteridad, a sólo un click-sin-flash de distancia. Ya verán las fotos…

Al rato, yo ya no podía más de tanto observar la torre (jeje, sí, seguro), y llegaron los demás. Nico y Zoli que habían sido los rezagados por la francesa enojona, no lograron aparecer a tiempo para fotografiar el espectáculo, así que luego se contentarán con mis fotos. En ese momento, la Tour Eiffel sólo estaba “beleuchtet” de un color medio amarillo-naranjo, sin luces que saltaban, y permanecimos otro rato ahí, antes de tomar el metro de vuelta al auto, y de vuelta al hotel.


10 de Junio de 2007 – París y Regreso a Casa
Despertamos temprano para 2 cosas importantes: realizar el último paseo por París, y luego retornar a nuestra Alemania. Para variar partimos del hotel guiados por Google Maps, en dirección ahora a una de las cosas más impresionantes y bellas que jamás podrán ver: el Palacio de Versailles. Luego de un paseo (claro que más largo de lo esperado) por pequeñas autopistas y calles freaks dimos con el gigante, buscamos el estacionamiento y dejamos atrás el OPEL para adentrarnos en los jardines más sorprendentes. El acceso al Palacio tenía un valor un tanto fuera de presupuesto (especialmente luego de perder 90 € con los Flics), así que nos decidimos sólo por el verde infinito del jardín más GRANDE de la vida.

Algo así como 7 € nos costó la entrada a algo que tenía mayor valor. Pasar la entrada, todo grande, todo verde, todo con adornos llamativos. Fuentes de distintas dimensiones y formas comenzaban a aparecer, mientras el corredor principal del jardín (a “espaldas” del Palacio) se extendía hasta la mismísima cresta (ahora estoy convencido de que existe), y que a cada lado también era imposible abarcar con la vista hasta dónde dejaba de haber verde. Simplemente espectacular. Pensar que era sólo el JARDÍN de un reycillo… Le Jardin du Roi. Hacia los costados del pasillo brígido se abren caminos diagonales y laberintos infinitos, rodeados de flora, que te llevan a los más variados parajes. Podías llenarte la vista de pequeñas lagunas, mini parquecitos, fuentes con motivos variados, en fin, una cantidad interminable e imposible de describir de objetos que te obligaban a detenerte algunos instantes. Obvio que a veces la detención era motivada por la necesidad de llenarse la guata con algo. En un momento, llegamos a un camino acompañado de árboles, que nos llevó de regreso a la línea central del jardín. Está claro que lo primero que vimos al volver fue una TREMENDA fuente, con motivos medio de dioses y no sé qué cosa, y obvio que genial. No, si todo hasta ese momento era genial. Estábamos sólo a “unos” metros del palacio, y quedaba aún infinidad hasta la parte final del jardín, así que emprendimos marcha, pues la idea era rodearlo completo. Partimos en dirección a un lugar específico que no recuerdo cómo se llama, pero tenía algo que ver con el firmado de un tratado relacionado con Hungría. Los cabros querían ver algo de su historia, y, claro, fuimos todos. Imaginen una cruz de ambos “maderos” iguales, ubíquense en la punta de arriba (que vendría siendo donde partimos frente al Palacio), y ahora vayan a la punta izquierda (ahí estábamos ahora). Quedaba aún mucho por recorrer, así que luego de un par de maravillosas fotos seguimos, y seguimos, seguimos, por un par de horas más. Nos pegamos su descanso al otro lado del jardín, frente al palacio (en la punta inferior de la cruz), porque estábamos raja, luego de MILLONES DE HORAS caminando, y con la carga de los días anteriores. En fin: la cosa se resumió a rodear este maravilloso jardín, agotando hasta los últimos recursos físicos, y poder llegar de vuelta al auto. TOTAL: 5 horas.

Último mini descanso antes de comenzar el regreso a Karlsruhe. Tomamos el auto, y, la verdad, es que sobre el viaje de vuelta no hay demasiado que contar, pues fue “básicamente” sencillo: Gabor manejaba, yo de copiloto indicando las salidas correspondientes (obvio Google Maps), y así por varias horas, mientras los demás se movían entre dormir o semi estar despiertos. Zoli siempre había dicho que no podía dormir en los autos, pero luego de estas pequeñas caminatas por diferentes partes de la ciudad, lo logró. En fin, llegamos a Alemania en la noche, destino Hadiko, y san se acabó!

lunes, 7 de mayo de 2007

La llegada...

Así es. Ahora comienza el tercer episodio de esta anécdota, o libro, o escritura... como quieran. La cosa es que en este capítulo llego finalmente a mi ciudad, y me comienzan a suceder cosas, de las cuales algunos ya han sido partícipes. Para los que no, espero que, por lo menos, sirva para distraerlos un momento de su día-a-día, porque para escribirlo igual se requiere una que otra hora... Bueno, ahí vamos.

Ya po, entonces llegué a mi residencia universitaria y hube de enfrentarme al famoso Hausmeister. Entre la lluvia torrencial de ese horrendo día de invierno, logré dar con este conspicuo personaje, el cual se encontraba justamente en su oficina, en el que sería mi edificio por estos 5 meses: K2.

Después de balbucear una que otra palabra, logró hacerme entender que requería del papel del que me había hecho en AAA (este señor habla casi solamente en el dialecto de la zona: Badisch, y le importa una ra... un rábano que yo sea de un lugar donde con suerte hablamos bien el español, y vamos a andar teniendo dialectos... mmm, en fin). Luego del trueque tuve que autografiar como 3 o 4 veces un papel verde (el contrato de arriendo), en el cual quedaba establecido que yo estaba de acuerdo con una sarta de cosas que no lograba comprender, pero me imagino que era mejor firmar a intentar solucionar dudas existenciales contractuales con una persona que con suerte me podía entender y yo a él. La cosa es que firmé el contrato, donde también aparecían 2 valores importantes: el valor del robo mensual (digo, arriendo) (€ 187) y el valor de la caución por el arriendo (€ 330), el cual se repartiría en 3 cuotas, pagaderas mes por medio.

Entre otra sarta de millones de palabras en badisch que no comprendí (y que tampoco importaba), me entregó la llave de mi pieza: F402. Al fin estaba listo para poder entrar a mi pieza, y llenarla de todas mis basuras: abrir definitivamente mis maletas, vaciar mi chilenidad y sofocar el aire alemán de uno que otro tiqui tiqui ti... Me armé de fuerzas para enfrentar la lluvia nuevamente, orientar a José Antonio sobre qué debía hacer, y me dirigí hacia el auto de la Tere (que, nuevamente le agradezco, nos lanzó en HaDiKo siendo nuestra chofer por un rato :D) para bajar todas mis pertenencias... Un par de esfuerzos, un par de gotas y ya estábamos. Chao, chao, gracias por traernos, hasta la próxima, sí, nos veremos en Baden-Baden, no te preocupes, gracias por todo, chao chao, saludos! Algo así fue la despedida del par de estudiantes abandonados a la chilenalemana que los dejaba atrás, para enfrentar un mundo totalmente nuevo. Yo armaba camino hacia K2 y José hacia K3.

El lugar era como un condominio de edificios, llamado HaDiKo (Hans Dickmann Kolleg). En él viven mayoritariamente estudiantes, repartidos en 5 edificios numerados, desde K1 a K5. Cada uno de ellos tiene 5 o 6 pisos, a excepción de K1, con sólo 3, y en cada piso hay 2 o 3 letras (por ejemplo, mi pieza es F402, eso significa que está en el 4to piso, en la letra F), y en cada letra hay un "piso" donde conviven 11-15 personas. Cada uno tiene su pieza aislada de las demás, y comparten un living-comedor-cocina, las duchas y baños, lavadora y secadora de ropa. Esa era la real aventura: enfrentar un mundo nuevo, con gente absolutamente desconocida, en un idioma del demonio, y, además, sin haber vivido solo NUNCA antes en toda la putísima vida... Imaginen solamente el intentar hacerse entender, para que a uno le expliquen cómo carajo funciona todo por acá, porque este piso ya tiene vida propia, desarrollada hace tiempo, a la cual uno debe insertarse rápidamente, para no hacer las cosas mal.


Siguiendo con datos para que puedan imaginar la cosa, a veer... Imagínense parados nuevamente bajo una puerta, sólo que ahora ya no es donde Leonie en Tübingen, sino que ahora en Karlsruhe (al Noroeste de Tübingen). Al frente tiene ahora un pasillo (F4), laaaaaaaaaargo, serán sus 40 metros, y a ambos lados se asoman en total 15 puertas. La primera puerta a la izquierda vendría siendo la cocina (para los que no se manejan y no saben que no estoy en Chile, acá se dice "Die Küche" jeje), y luego, siguiendo por la izquierda hasta el fondo y luego de vuelta, aparecen las piezas, numeradas desde la F401 hasta la F413. A ver...mmm, falta algo! Si cuentan hay sólo 14: Küche + 13 = 14 puertas, y dije que eran 15. ¿Qué pasó? ¿Dónde está el truco? La 15va puerta aparece como la primera al lado derecho, como la puerta a los baños, duchas y donde se encuentra la lavadora y secadora. A través de ese portal, al costado dereesshhho aparecen 2 puertas, que son los 2 baños que hay. Frente a la última instalación sanitaria está la puerta pa' las 2 duchas y máquinas ya mencionadas... Dado que una de las duchas está mala (porque no tiene suficiente presión, y nadie la ha arreglado, y claramente tampoco yo lo haré), queda sólo 1 para los 13. En fin...cosas que suceden por acá. Supongo que ya están pensando en lo complicado que debe ser coordinar la ducha para 13 estudiantes, que deben ir a la Universidad... Yo también lo pensé...y ahora lo escribo.

Bueno, sigamos paseando por mi mundo. Comencemos por la Küche, primera puerta. Eso es, quédense ahí en la puerta y miren a la izquierda: podrán ver bien la mesa del comedor (con un tostador de pan), con unas tantas sillas, 3 sillones que arman una L frente a la TV, una repisa donde cada uno puede dejar comida, ollas, o lo que fuera, y un congelador gigante, para que los 13 guardemos nuestra comida congelada. Ahora pueden mirar al frente y observar una repisita, a la altura de entre la rodilla y la cadera, llena de cosas cuál más distinta de la otra, como servilletas, botellas de condimentos chinos freak, etc etc (hasta una plancha había). Y, finalmente, terminando la ronda, por la derecha tienen la cocina en sí: 2 hornos, lavaplatos, 5 refrigeradores chicos (que se repartían para todos), y varios estantes, cada uno con su espacio destinado a guardar lo que se te diera la gana. ¿Qué les parece? Genial, no? Les gusta mi aventura? Bueno, no es sólo eso en la Küche... Otra cosa genial es la decoración de las paredes, que podrán apreciar mejor en la foto... AH! Olvidaba algo... Como imaginarán, de Chile no traje cubiertos, platos ni nada por el estilo... Cuando me vi en esta situación fue que pensé "CÓMO CARAJO VOY A COMEEER!!!!!???", a lo cual no hallaba salida más que comprarme tales implementos. Para mi fortuna en uno de los estantes habían varias cosas que eran de uso común: platos (bajos y hondos), cubiertos, ollas, sartenes, coladores, no sé...esas cosas; entonces me sentí un tanto más aliviado. La única “regla” era lavar las cosas “inmediatamente” después de comer, y volver a ponerlas en su lugar. Piola, no?
Ya...suficiente con la cocina, no es tan emocionante la verdad.


Ahora sí: mi pieza. Les puedo intentar transmitir qué sentí al ver mi metro cuadrado. A ver... ¿Cómo empezar? Trataré con mi clásico modo... parémonos en la puerta jejeje... Hasta ahora no he recibido quejas, así que así lo haré...

PUERTA: Derecha, closet. Izquierda, lavamanos y espejo (dentro del cual se puede guardar una que otra cosa). Derecho, pieza con ventana. Sencillo, no? La verdad era menos de lo que yo imaginé, o más bien, nunca imaginé que fuera a ser así. La "pieza" en sí se compone de una cama, que tenía sólo un colchón, una almohada y un cobertor, un estante, una repisa y un escritorio con una lámpara. Mi primera impresión fue una pequeña mezcla entre desesperación y decepción: hasta ahora había estado siempre acostumbrado a tenerlo todo, por ponerlo en términos sencillos. Todo. Ahora, nada. Ahora debía ser yo el que había de proveerse las cosas. Su buen giro, no? No tenía sábanas, no sabía con qué iba a dormir en la noche, tenía que desarmar maletas, ordenar un poco, insertarme en todo... no era una tarea menor. Por suerte, la pieza tenía calefacción y no sentiría frío.

Otro factor que alimentaba mi malestar era el hecho de que no tenía idea de qué diablos sería de mi beca. No habíamos recibido noticias de nada, mail ni nada de nadie de la Universidad acá. ¿Cómo iba a pagar el arriendo? ¿Comida? ¿Vida? No sé... Fuimos con José Antonio al AAA a preguntar por sobre estas cosas, dudas varias y por salir un rato del lugar que no podía parecerme cómodo ni familiar... Lo único que quería hacer era no estar ahí... (aparte, claro está, de que en realidad tenía unos pequeños trámites que hacer). Una de las cosas que averiguamos fue que lo primero que deberíamos hacer era extender el seguro que habíamos comprado en Chile por el resto del tiempo que faltaba para estar cubiertos durante todo el intercambio, es decir, 3 meses más. Según habíamos entendido al partir de Chile, eso debíamos hacerlo acá con alguna aseguradora. Sin embargo, esto resultó no ser necesariamente cierto, pues se podía traer todo "listo" de Chile.

Volviendo a F4, para contarles un poco de cómo funcionan las cosas por acá… A ver. Como acá TODO te lo cobran, el piso no era la excepción. Había que pagar una tarifa semestral, para cubrir todo lo que fuera de uso común en términos de limpieza (llámese esponjas para la cocina, detergente pa’ los platos, etc), y 1 caución de € 10 por el uso de cada máquina para ropa (20 lógico si usaría ambas). ¿A quién le pagaba esto? Bueno, había una encargada, que resultó ser mi vecina del frente…F411. Alyssa. Ella me mostró cómo funcionaba la lavadora (que está todo en alemán) y la secadora, para no echarla a perder ni perder mi ropa en la primera lavada. Claro que también había que pagar por el uso de ellas: por cada carga de ropa (representadas en una rayita en el día correspondiente en la hoja destinada para cada máquina) debía desembolsar € 0,25. Nada mal. Ahora sólo había que comprar detergente, en mi primera incursión al supermercado (y, claro, también para llenar mi estante y mi refrigerador). La Tere nos había recomendado esta cadena de supermercados alemanes ALDI, no muy bien surtida en productos, pero, más que eso, lo más importante, mega barato. No siempre podría encontrar lo que quería, pero no gastaría mucho.

Bien poderoso era este problema del seguro, pues lo necesitábamos para matricularnos en la Universidad, con lo cual podríamos recibir nuestra credencial, etc etc... ser uno más de los UNI-Karlsruhenianos... Luego, con esta credencial y el seguro podríamos abrir una cuenta en un banco acá, en la cual depositarían mensualmente nuestra beca, y de la cual descontarían el arriendo mensual en HaDiKo. Lo bueno es que Alemania es poco burocrática... AH! Estaba dejando pasar algo... Hay otro trámite bien importante que hacer, que se llama "Anmeldung". ¿Qué gano yo con esto? NADAAA!!! Lo que se hace es "registrarse" en la ciudad, tener domicilio, para que la ciudad sepa que estás ahí (y te puedan ubicar para trámites policiales, si es necesario)... sólo eso. En fin... Alemania.

OK. Al segundo día de estar buscando seguros, tratando de hacernos de Internet como podíamos para poder buscar algo al respecto, preguntando en el Info-Center de la Universidad, no dábamos con nada bueno... Sin embargo, algo bueno sí sucedió. En la parada del bus frente a la U, me encontré con una chilena que había sido compañera mía en la UC en un curso de alemán, en segundo año... o sea, hace muuuuuuuuucho tiempo, cuando yo estaba en segundo, figúrense... La reconocí de inmediato... "Caro? Caro Santoro?"... Me vio, y luego de un par de segundos de duda, también se acordó de mí. Yo le sonaba conocido, pero no se acordaba bien de dónde, y luego de refrescarle la memoria, todo fue más claro. Fue una gran suerte encontrarla... Nos ayudó un poco con los trámites que había que hacer, nos contó sobre cómo es la vida por estos lados (o a lo que se iba parecer la mía en un tiempo más), me prestó su notebook y su cuenta de internet en los computadores de la U, para poder tener acceso gratis a la red y poder seguir en nuestra búsqueda sin fin de aseguradoras convenientes, que cubrieran a 2 estudiantes extranjeros por 3 meses... Difícil, pero supuestamente había que hacerlo.

Por mientras, yo enviaba mails como enfermo a Chile, para saber si efectivamente era posible hacer el trámite desde allá, porque yo ya había averiguado que SÍ era posible. Se suponía que se podía comprar un seguro adicional en la misma aseguradora que ya me estaba cubriendo, y quedar cubierto por el tiempo completo, pero no sé qué condiciones extrañas de mi viaje no permitían proceder de esa manera, y hubo que buscar alternativas. Moví a toda mi familia en busca de aseguradoras, o más bien, una forma de que me ayudaran a solucionar mi problema… Fueron cerca de 2 semanas hasta que por fin me llegó por mail la confirmación de que estaba asegurado por todo el intercambio: habían extendido el seguro por 1 año más. Así que genial. Sin embargo, eso no era todo… Para poder matricularme a la universidad, debía ir primero a una oficina a mostrar estos papeles que acreditaban mi cobertura por toda la estadía, y luego, con un papel que me darían ahí tendría que ir de vuelta al AAA a comenzar el proceso… Burocracia, ustedes saben. Filo…


Como algunos saben, el comienzo de la aventura no fue completamente de mi agrado. No había imaginado cómo sería, no había pintado en mi cabeza algunos tonos grises que comencé a sentir, sino que había retratado todo a color, de hecho a muchos colores, y pensaba que la mescolanza cultural sería algo que no dejaría de atraerme, de encantarme y de fascinarme por toda mi estadía. Sin embargo, me equivoqué. No podía lograr comenzar a darme cuenta que todo este intercambio era sólo para mí, no podía mirarme y notar que sólo yo importaba ahora, y que las cosas de Chile allá mismo se habían quedado, que ahora me toca pensar en mí y arreglarme, estar bien conmigo... Me tomó buenas horas - incluso días - advertir que a la gente de mi país - a mi gente - no la iba a poder ayudar; la distancia me estaba jugando en contra, y no importaba cuánto yo hiciera por eso no iba a lograr hacer diferencias sustanciales. Simplemente no. Mucho tiempo estuve negándome, y no miraba hacia mi interior. Sólo mantenía mi cerebro adherido al recuerdo, a los problemas de ayer y hoy en Chile, tratando de buscar formas de solucionarlos, sin ver que no podía hacer nada por ellos, por los que me importaban. No lograba dejar de echar de menos cada abrazo, cada mirada, cada paseo, cada minuto, cada beso...no, no era posible. Seguía atado a todo eso, y lo pasaba mal. Claro que se me cruzaba una y otra vez la idea de volver, de que no sería capaz de hacerlo, de que debía volver a ayudar a los que me necesitaban... Este mal-sentir me invadió por más tiempo del que hubiera querido, cada hora era un sufrimiento, y no podía comenzar a vivir yo… Necesitaba ayuda, y comencé a buscarla. José Antonio es un gran oído para eso, y me reconfortaba, y estaba ahí. Nadie más estaba ahí ahora.

Hablé con mucha gente, muchas personas que me ayudaron a ver algo que no había visto antes: me orientaron a advertir que yo no estaba acá por mis propios medios, que yo no había llegado a Alemania porque yo lo había hecho posible, sino porque habían muchos que se la habían jugado por mí, por mi oportunidad, incluso de maneras que yo no había logrado ver como una ayuda a mi viaje, como una llave para realizarlo. No podía simplemente ser tan egoísta y darle la espalda a todo el esfuerzo y confianza que no sé cuántos habían depositado en mí.

Llegamos a Karlsruhe, como ya dije, el 01 de Marzo, que era jueves. El sábado de esa semana, huyendo de todo, partimos con José Antonio (que tampoco estaba de lo más acostumbrado a la nueva forma de vivir) de vuelta a Baden-Baden (invitados, por supuesto), a ver caras conocidas, a rodearnos de un sentimiento de tranquilidad. Esa casa nos daba paz, y era agradable estar rodeado de gente que habla tu mismo idioma, con la misma fluidez que tú, y que te comprende… Tampoco era cosa de ir a llorarle a nadie, pero era simplemente para concentrarse y poder enfocarme en lo que debía hacer ahora: dedicar mis esfuerzos a sólo una cosa, yo… a mi bienestar. Esos días no hice casi nada más que estar adherido a MSN, comunicándome con gente… esa gente que me hizo abrir los ojos, y de los cuales estoy ampliamente agradecido. Hubo momentos bien críticos en que tenía que dar lo mejor de mí para poder no llorar… ustedes que me conocen bien, saben que soy un hombre que casi no derrama lágrimas, pero era tan fuerte la sensación, que llegué a alcanzar esos extremos. No quiero hacerlos que se sientan mal ni nada, porque ya lo hicieron por mí en estos días, cada una de sus palabras (créanme) me dieron un empujoncito, para colaborar en levantarme. Solamente no podía dejar de echar de menos cada instante que había dejado atrás hace un par de días, y de lo fuerte que añoraba estar con cada uno de ustedes, porque sentía que acá no podría llegar a pertenecer. Recordaba con fuerza los últimos días, los últimos instantes, y no podía creer que estuvieran tan lejos de volver a ser míos… no podía aceptar que hubiera dejado de estar junto a los que me querían, que me necesitaban, y eso me apenaba. Si quieren saber la verdad… aquí va. Me sentía una mierda, una persona incapaz de todo. No podía creer que luego de 1 semana lejos ya no pudiera más, y que tampoco quisiera más, que no quisiera lo que vendría después. No, simplemente no era posible. Me arrepentía terriblemente de últimas decisiones, porque necesitaba a esa gente, a algunas personas… Como lo escribí en una de mis descargas, fueron estas palabras “y te extraño, y NO TE OLVIDO”. No… era una de las cosas más pencas que me habían pasado en mi vida, y me sentía solo.

Gracias a Dios estos amigos que uno tiene, los reales, aparecen cuando se necesitan. Ahí estaban, ahí estuvieron, con palabras de aliento, con empujoncitos y mails de apoyo. Lo agradezco. Partimos de Baden-Baden, y, nuevamente, nos pegaron una pequeña ayudita: nos prestaron sábanas para la cama, y ya no tendríamos que improvisar alguna forma de dormir y no morir de frío. Pero no sólo partimos provistos de herramientas para la vida en HaDiKo, sino que logré abrir espacio en mi cabeza para mí, logré dar vuelta un poco la página, dejar Chile para el regreso, y comenzar a estar conmigo. Cambié el switch, o comencé a hacerlo, y empezar a aprovechar de ver todo de otra forma.

Llegué a Karlsruhe con otra disposición. Ahora se me había abierto el apetito por bañarme en esa mescolanza de culturas que mencioné, y comencé a entrar en más contacto con mis compañeros de piso. La verdad es que no fue sencillo al comienzo, porque estaban justo en etapa de pruebas, pero por algo se partía. Comenzamos a comunicarnos, y empezar a tejer lo que sería mis 5 meses en F402. Todo empezaba a pintarse de colores, y dejar los grises para otros momentos…

Día siguiente: Lunes 05 de Marzo. Llegaban los 2 chilenos faltantes. Nico Cristi llegaba desde Haan y la Cota Kutscher desde Chile. Con José Antonio nos comprometimos a viajar a Stuttgart a buscar a la Cota al aeropuerto, así que viajamos en la mañana de ese día a ver la ciudad, a recordar lo que había sido pasear por ella hace 6 años, y poder respirar otro aire. Tampoco era la idea hacerse los mejores amigos en el piso de una, eso tomaría un poco más de tiempo, y fue bueno también retirarse otra vez de la ciudad a pensar y sacar fotos. Aprovechamos de reencantarnos con Stuttgart y poder empaparse (aparte de con la lluvia que caía) de una aire de calma, hasta poder entrar nuevamente en contacto con gente de mi especie, chilenos de corazón… Recorrimos la ciudad a través de la calle principal, y volví a impresionarme con el gran castillo que adornaba el Schlossplatz. Entre una y otra vuelta nos retopamos con este pequeño lago donde había una que otra avecilla (patos y cisnes), puentes sobre las calles, la torre de Mercedes en el Hauptbahnhof, etc… Mucho que ver, pero poco tiempo… pero suficiente para alejarse un poco.

Aparecimos alrededor de las 4 en el aeropuerto. Llegamos al sector de arribos internacionales, y mirando hacia dentro a la cinta transportadora de maletas vimos a la Cota. Cerca de 15 minutos después estábamos juntos, tomando un S-Bahn de vuelta a la ciudad, para tomar el tren de vuelta a Karlsruhe. Fue genial haber retomado ese poco aire chileno que ya no tenía… Ella traía algo de música de Chile, algo de música después de un verano en tierras nacionales, y claro que no venía exenta de los reggaetones más nuevos… No, muy divertido el tren a “casa”…

En la noche nos topamos con Nico, que ya estaba instalado en K3, su pieza G115. Al suertudo le habían regalado en Haan un notebook, así que ahí estaba con Internet instaladito en su pieza, poniéndose al día en música y noticias de todas partes. También fue un gustazo verlo… Luego, fuimos los 4 a la ciudad a comer algo, a conversar y aproveché de contagiarme del espíritu que cada uno traía para acá, de la disposición para ver el asunto, y fue precisamente en ese momento que mi switch comenzó a afirmarse en el lado “FELIPE: APROVECHA” y a alejarse del “FELIPE: QUE DIABLOS TE PASA??”… Como siempre, Chile se la juega…

Para comenzar a terminar esta parte de mi vida, esta tercera parte, les cuento que esa semana fue mucho lo que nos juntamos los chilenos, comenzamos a conocernos más, a contarnos un poco más de nuestras vidas, y claro que no exentos de chela… Todo esto hasta el jueves de esa semana, cuando tuvimos la prueba de alemán que nos clasificaría en los niveles I (Principiantes), II (Nivel Medio) y III (Avanzado), y luego el viernes a clases… el curso de alemán con los estudiantes ERASMUS, de todas partes del mundo, sin mentir… DE TODAS!!!! Compañeros de Estados Unidos, España, Francia, Turquía, Hungría, Finlandia, Grecia, Italia, Polonia, Noruega, Suecia… por ahí, y, claro… Chilito metido ahí entremedio… jeje

Bueno, por aquí dejo mi parte 3… De aquí en adelante probablemente mis hitos mayores serán los referentes a los viajes que haga, sobre los cuales también trataré de plasmar en uno que otro párrafo mis impresiones para que se hagan partícipes, y alguna vez se entusiasmen a hacer algo como esto…

martes, 13 de marzo de 2007

Sigamos...

Hola de nuevo. Sigamos con esta pequeña historia.

Bueno, luego de luchar un rato contra mi cabeza cansada (y partirme un poco el cerebro), para poder hacer caber las maletas en la maleta del auto - que no era muy grande -, partimos directo a Bad Saulgau, en dirección a la que fue mi casa por 2 meses hace 6 años. En el auto Leonie iba a mi lado, separados solo por una maleta (que no hubo caso para hacerla caber atrás), y, entre nosotros, hube de empezar a rescatar esta lengua muerta, que nadie más que ellos (los germanos, claro está) habla, para darme a entender. José Antonio, adelante con Martin (el pololo de Leonie), hacía lo propio. Nos manejamos bastante bien, creo yo...

En la autopista yo meditaba como volveria a ser todo ahora, luego de tan largo tiempo. Meditaba mirando por la ventana, y viendo algunas luces pasar, y pensaba en cómo estaría Chile en ese momento, y recién en ese momento - recién ahí - comencé a notar que 5 meses y medio no es poco tiempo. La cantidad de cosas que experimentaría... no podía llegar a imaginar completamente!! Tan sólo pensaba, pues es claro que es bueno ensayar ese ejercicio alguna vez en la vida, no? En fin...

Entre luces y varios kilometros-por-hora intentaba imaginar como sería la primera imagen de la casa (de MI casa) de hace 6 años. Guardaba algunos recuerdos de cuadros, el piano, el comedor y el pasillo, de algunas caras y sonrisas, y de conversaciones con un tecito en la tarde, pero, al llegar me di cuenta de que 6 años no pasan en vano...

Me tocó ver que Bea, mi madre postiza, no era la misma que yo recordaba. Su enfermedad había avanzado bastante, y - por lo menos - hace 1 año ya que está en una silla de ruedas. Me dolió esa foto mental...me dolió verla así, y que lamentablemente la medicina hoy no puede hacer nada. Tiene esclerosis múltiple, y hasta aquí lo dejaré. Entonces, para no entrar en terrenos negativos, pasemos (obvio) a lo positivo... jejeje Lo genial es que no ha cambiado su enorme voluntad de enseñar (es profesora), y aún se maravilla con los cuentos de Chile, con las tonterías (que en alemán son pocas las que puedo decir jeje), con nuestra presencia. Desde el primer momento que estuve con ella, sentí que volvía a aprender.

La casa había experimentado bastantes cambios en estos largos 6 años. Dada la situación de Bea muchas cosas tuvieron que ser reubicadas, y otros sectores remodelados. Ahora ella necesitaba una pequeña mano, y su propia casa no iba a ser una complicación, sino que, al contrario, debía prestarle ayuda. Partiendo desde afuera, la puerta de entrada ya no era la misma, sino que habían instalado una rampa para subir con la silla; la cocina ya no estaba en la mitad del pasillo del primer piso, sino que justamente donde antes estaba el piano y la cama de Bea; y la pieza de Bea había sido movida hacia donde hace 6 años había un pequeño comedorcito para tomar desayuno y almorzar. El living se mantenía igual, pero habían agregado ahí el piano. Todos estos cambios me parecieron, cómo decirlo, eem... me parecieron "apropiados", pero, sin embargo, no era sencillo tragar ver a Bea moviéndose ahí... No, prefiero no hacer mucho comentario al respecto, sino que tan sólo imaginen lo que debe ser para ustedes de difícil tener que comenzar a valerse por sí mismos, pero con una mitad del cuerpo, y saber además que progresivamente seguirá dañándose y perdiendo funcionalidad.

Pasando a datos culturales, en Saulgau se habla un dialecto del alemán, que se llama Schwäbisch (suabo), que es bastante diferente al Alemán correcto (Hoch deutsch), pero claro que también hablan correctamente Hoch Deutsch... Así que en eso tambien nos ayudan a aprender, corrigiéndonos... La gramática es tan complicada en esta cosa de idioma, ah!!!! En fin, me queda harto tiempo por delante para poder aprender un poco más de esta cosa... Tuve también la oportunidad de apreciar cómo estaba Saulgau luego de 6 largos años. Las cosas, a decir verdad, seguían bastante iguales. ¿Qué se puede esperar de una "ciudad" con 10 mil habitantes? No habían muchos cambios, salvo que invadió el gigante gringo Mc Donald's, pero no mucho más... Todo seguía tan tranquilo como recordaba!!!

Leonie y Martin tenían un pequeño trabajo en Kaufland (un supermercado), que consistía en ir ciertos días de la semana en la noche a contar el inventario, para revisar como va el stock de la tienda. Mientras José y yo nos quedábamos en casa conversando con Bea, y también aprovechábamos de pegarnos unos pequeños paseos por los alrededores. Es siempre muy agradable poder salir a caminar sin sentir que nadie te está persiguiendo, que nadie te va a robar, y que puedes darte vuelta por estos paisajes helados de invierno sin preocupaciones (salvo la de no entender algunas cosas)...

Con la hospitalidad característica de esta gente, tuve la oportunidad de conocer varios lugares que en mi visita anterior no pude admirar. Entre ellos cuento Meersburg, a orillas del Bodensee, castillos (como el de Sigmaringen) e interminables campos verdes que rodean la Autobahn... Tuvimos también la suerte de que esos días el clima estaba bastante favorable - dentro de lo posible para un invierno alemán -, con sol a ratos, un frío soportable y abrigos y bufandas suficientes.

- 25. Febrero. 2007 -
En Saulgau permanecí 4 días, para luego dirigirme a la casa de Leonie y Martin, en Tübingen, ciudad mitad universitaria - mitad gente normal. Un viaje mañanero en auto - el mismo que Martin más tarde debía hacer de vuelta, pues tenía un pequeño trabajo - nos llevó directo a esta urbe, donde luego de descargar el auto (y pasar claramente esa mañana por el mismo proceso maletero del aeropuerto), y además subir 3 pisos con TODOS los kilos del mundo en las maletas, nos enfrentamos a la puerta del departamento de Schlenhardt-Raible...


Eran 2 piezas, una cocina y un baño... Suficiente para 2 personas. Imaginen lo siguiente: Párense bajo el umbral de la puerta, ok? Ya. Al fondo de este pasillo de no más de 5 metros se ve la puerta de la cocina. Pero no se me escapen...vamos de a poco, entremos en el departamento! Ya po. Entonces, a la izquierda aparece la primera pieza, que era el dormitorio de los cabros... Luego, siguiendo un poco más, a la derecha aparece la puerta del baño, y luego a la izquierda (antes de la cocina) aparece un "living", donde Leonie tiene su escritorio, las paredes llenas de fotos, posters y cosas, que recuerdan momentos felices con amigos, sus 6 meses en Panamá, y muchas cosas de su vida... Bueno, ahora pueden entrar a la cocina. Abrimos la puerta, y justo al frente hay una mesita y sobre ella una repisa. A la derecha aparece un pequeño refrigerador, acompañado de estantes para cubiertos, platos, etc etc, y obvio, lavaplatos...y, claro, no podía faltar, el calefactor de la cocina, como el que hay en cada pieza, y, no está demás decirlo, ayuda MUY BIEN a capear el frío de invierno. Habíamos traído de Saulgau un par de cubrecamas y almohadas para José y para mí. Armamos nuestro lugar pa dormir en el living, y ahí pudimos dormir 3 noches.

Como llegamos temprano a la ciudad fuimos a recorrer por ahí, para conocer un poco más de la vida actual de Leonie. Tübingen es atravesada por el río Neckar, y sobre el típico puente se puede sacar la típica foto de la ciudad (obvio que en verano), con un barquito en el río y la casa de una famosa poetisa que claramente no me acuerdo de su nombre, pero en fin, famosa... Como cualquier ciudad de Alemania, Tübingen no está exenta de los mil y uno negocios de venta de Kebaps, de pubs-bars, de una enorme iglesia antigua, de un castillo, del Marktplatz, de la Rathaus, etc etc...Lo típico que hay en todas las ciudades, pero acá la cosa era más especial. No sé por qué, pero lo era. Caminar por las calles acá era diferente que en las otras ciudades, pues, en primer lugar, éstas eran más empinadas, y, por otra parte, todo estaba bien concentrado en un solo sector, las casas tenían la típica Fassade de las casas Fachwerk (traducido: entramado). Caminar por acá era estar realmente en Alemania, rodeado siempre de signos que te lo recordaban... Muy linda la ciudad. Estudiaban acá también varios que yo conocí en mi estadía anterior, y que, claro, tuve la oportunidad de volver a ver.

Estos 3 días no estuvieron exentos de salidas, a tomar una que otra chelita, uno que otra cosilla por ahí jeje, conociendo gente nueva, aprendiendo un poco más de alemán, con las orejas bien atentas (aunque en muchas ocasiones no era suficiente, lamentablemente), y con el bolsillo sufriendo... Llevar sólo 1 semana en Alemania, y ver que medio litro de chela cuesta 3 € duele, o que los tragos preparados no bajan de los 6 o 7 € duele más... Bueno, pero había un poquito de plata por ahí, así que no problem! Por ejemplo, una pequeña anécdota freak... Un día, con Leonie, nos juntamos con amigos suyos de la U. De hecho, era 1 y el otro era amigo de él. Bien simpáticos los cabros, y, puta graciosos con chela y copetes y todo... Bueno, la cosa es que nos juntamos en un lugar a tomar un par de cosas (obvio que chela), donde estuvimos sus 2 horas, y luego de ahí nos fuimos a otra parte...con ganas de buscar algo de música bailable. Aquí hay un problema: encontramos música, nos quedamos ahí lesiando, pero, según yo, no era PARA NADA bailable... Era una wea muy graciosa, una fiesta TECHNO - REGGAE... Dijeron, acá nos quedamos, y yo "QUEEEEE??? ODIO EL REGGAEEE", pero filo, me quedé igual. De todas manera iba a ser gracioso ver a estos alemanes jugosear en esta fiestoca... Cuando entramos a este bar, antes de bajar al sótano (donde era la fiesta), preguntaron qué había... RESPUESTA: "No, un DJ de München...super bueno"... La música claramente se escuchaba, y yo sólo podía remitirme a..."no...esta wea no es música...O sea, el reggae me carga, y technizado...PEOR"... En fin, nada que hacer...bajamos a la fiesta, y por mis orejas iba entrando cada vez más fuerte la llamada "música" del "famoso" DJ... No podía entenderlo. Yo ya comenzaba a familiarizarme con el freak concepto alemán de pasarlo bien, y, de todas formas, era bueno... Daba lo mismo que la música fuera pésima, igual se podía pasarlo bien... por último, hacías tu mejor esfuerzo por jugosearle a todo el mundo, y, no podías aburrirte. Así fue... Muy freak. Primer encontrón con el entretenimiento alemán, música mala, chela buena, puro jugo... Balance positivo... Tan sólo imagínenme a mí en un sótano medio dudoso, con Bob Marley en el aire (o más arriba), con un "buen" DJ, con alemanes jugoseando... Varias cosas graciosas... Obvio que de repente se escapaba uno que otro grito en español de estos amorfos, de las primeras cosas que aprenden, lo cual no deja de ser memorable...

En fin, fue muy positivo haber pasado por Tübingen. Pude conocer cómo es la vida de Leonie actualmente, ahora que es independiente, que vive su vida con Martin, y con sus nuevos amigos Tübingenenses... Me gustó notar también que nuestra amistad no ha decaído, y que aún nos tenemos harto cariño, y, por supuesto, me alegra saber que ella en Julio va a ir a estudiar a la PUC por un año, y que podremos seguir viéndonos. Así como ella me ha ayudado acá, yo podré hacer lo propio una vez que pise tierras nacionales, allá en Agosto, aproximadamente el noveno día.

Insisto: gracias nuevamente, Leonie. Fue ella también la que, ayudada por Google Maps, nos llevó a Baden-Baden, el 28 de Febrero. Claro que esta pequeña travesía no estuvo exenta de pequeños problemas. En primer lugar, cuando salimos de Tübingen estábamos un poco cortos de bencina, pero suficiente para meternos a la autopista, y ahí, en alguna parte, recargar el estanque. El problema fue que NO APARECÍA NUNCA NADAAAAAA!!!! Tuvimos que salirnos en la mitad, en cualquier lugar, a un pequeño pueblo a buscar donde echar bencina... "Entschuldigung, wissen sie wo es eine Tankstelle gibt?" "Nein..." Nadie sabía nada...hasta que dimos con ella!!!! Recargamos y Leonie pudo calmarse un poco!!! jeje Bueno, eso en primer lugar... Más tarde, ya en la autopista, nos pasamos de una salida, y nos adentramos erradamente en Stuttgart, donde tampoco fue tan sencillo dar con el camino de vuelta, y en él tampoco pasarse... Por suerte, le achuntamos a la salida correcta, y tomamos camino al oeste... Y como nada podía ser tan genial, ahora su pequeño taco en la Autobahn...y reparaciones por doquier... Yo pensaba "¿Por qué?", pero no tenía caso... Todo era más lento de lo que había imaginado que sería, en fin... La cosa es que tipo 2 o 3 de la tarde llegamos finalmente a destino, luego de haber paseado un poco por la ciudad, y buscado la dirección medio escondida de la casa... Allí nos esperaba la Tere (Teresita Ossa), amiga de la hermana de José Antonio, que, sin ningún problema, nos acogió por esa noche, para ayudarnos a llegar a Karlsruhe al día siguiente. Fue algo bien particular llegar a esa familia. Fuimos recibidos como si estuviéramos en Chile, con la calidez de siempre, pero se respiraba un aire alemanizado. Son cerca de 23 años en Alemania, y, claro, se hacen notar...

Son 6 hijos (2 mujeres y 4 hombres) más la Tere y su marido Carlos, doctor de profesión. Los 3 mayores ya no viven en la casa alemano-chilena (una en Chile, otro en España y el otro no sé), y sólo los 2 más chicos siguen yendo al colegio (el que falta ni lo uno ni lo otro, me parece que se prepara para el servicio social que exigen en Alemania).

Es una tremenda casa de 3 pisos y un subterráneo, cada uno con su pieza, con su ambiente, su metro cuadrado. Para José y para mí tenían una pieza en el subterráneo: un par de camas (reales camas), y no un intento de ellas como en los días previos. Un dato muy gracioso es, imagínense, los gritos que se oyen en la casa de arriba-abajo o abajo-arriba, entre chileno-alemanes, siendo que típicamente los alemanes no lo hacen. Ahí es donde está la sangre chilena... Bueno, en fin. Mi punto es que nos recibieron muy bien, y nos ayudaron a llegar a nuestra ciudad, a Karlsruhe: comprar comida, cosas necesarias para el día siguiente. Pasamos la noche en Baden-Baden, una buena noche.

- 01. Marzo. 2007 -
Temprano directo a Karlsruhe, a la oficina donde atienden a los alumnos extranjeros, la famosa AAA (Akademisches Auslandsamt), para que nos dieran nuestra llave de la pieza. Preguntamos por la famosa llave, pero no era ahí donde había que pedirla. Aquí sólo nos podían pasar el contrato de arriendo, que debíamos entregar más tarde, en nuestra Studentenwohnheim (residencia estudiantil). Luego, en medio de la horrible lluvia que caía ese día, habríamos de ir a enfrentarnos al terrible Hausmeister, para hacer el trueque CONTRATO - LLAVE...

Bueno...hasta aquí llega la parte 2 de la historia... la parte 3 está en proceso, ya saldrá a la luz pública...

Cuídense.

viernes, 2 de marzo de 2007

Partamos por lo primero...

Hola! Como algunos sabrán, me fui de Chile. Sí, pero no a Colina...más lejos!! Aunque les cueste creer, estoy más lejos que Colina...en Alemania! Las siguientes líneas serán un poco para contarles cómo ha sido el viaje, qué he visto, he sentido, y esas cosas...y para que sean partícipes de mi experiencia también.

A ver, comencemos... El día 20 de febrero de 2007 se me ocurrió fijar el día de mi partida a tierras germanas, y así fue. Fui a reservar los pasajes y todo, terminar los trámites de la visa de estudiante de intercambio, y ya po, todo listo.

Más rápido de lo esperado llegó ese fatídico día, con todo lo que éste conllevaba. Despedidas de todo el mundo que estaba en el aeropuerto, llanto, abrazos, besos, horrible...para qué decir de algunas el día anterior, no...mal. En fin, dejaba atrás todo a lo que estaba acostumbrado, por venir a sumergirme a un mundo nuevo, de cultura (más abundante que en nuestro queridísimo país), de castillos y autopistas. Luego de los terribles adioses, tomé mi lugar en la fila de policía internacional, ante los cuales debes acreditar con tu pasaporte que tú eres tú y nadie más, y que no eres terrorista ni nada de eso, para que te aprueben un papelito que necesitarás para poder volver a entrar a este país, el 9 de agosto de 2007.

No me vieron cara de nada (de lo anterior) y me dejaron pasar, para internarme ahora en las maravillas del duty free, luego de pasar por TODOS los detectores de metales del mundo, donde, por suerte, no hubo algún bip, como los hay ahora en Santiago por doquier. Viajé con un amigo, con José Antonio Cruz, gran persona, y como íbamos un poco tarde (la típica de Juan Chile) nos apuramos un poco, y nos subimos al avión, vuelo LAN no sé cuánto... (LA 754 puede ser), con destino a la ciudad de São Paulo. Tomamos asiento, ventana y pasillo, y pensé: "Cagué... ya no hay vuelta atrás"...

El avión tenía una buena gracia: en cada asiento, al frente, había una pequeña pantallita interactiva, con películas, música, juegos, etc... EXCELENTE!!! El vuelo más entretenido de mi vida!!!! jejeje

En días previos a la partida tuve la suerte de que mucha gente que me quiere me hizo algunos regalos: fuertes abrazos, lágrimas entre pelo largo y ruliento (o corto y ruliento), muchas palabras de ánimo, fotos, cartas, chocolates, recuerdos en mi cuaderno (que también fue un regalo), un hermoso álbum de fotos (la cagó lo bkn), música, etc... Muchas cosas, y ahí uno se da cuenta de lo que a uno lo quieren... Gracias a todos desde ya por haber estado ahí...

Bueno, sigo... En el vuelo no tuve la opción de leer nada de aquellos recuerdos y regalos, pues como les dije antes, el vuelo fue super entretenido, y gracias a eso me mantuve con la mente ocupada todo el vuelo, que duraba sólo 3 horas y media, que no era tanto... Lamentablemente, no podía durar para siempre, y volvería a caer en recordar lo que quedaba atrás... Y así fue. Apenas bajé en São Paulo, tuve que nuevamente pasar por la manga de estupideces de control... otro detector de metales y luego de él, recorrer pasillos interminables directo hacia la zona donde debía hacer escala por nada menos que 4 horitas... y ahí sí que no pude esquivar mirar los regalos...

Fue bien penca... pero no tanto!!! (jeje) La verdad es que lo inmediato fue pena, pues tuve entre mis dedos una carta muy estremecedora, que me hizo dudar de muchas decisiones y cosas que había pensado en el último tiempo... pero en fin, las cosas ya estaban hechas. Una que otra lágrima se asomó por ahí, pues era inevitable. Sin embargo, no todo fue así... También hubo otros presentes que me hicieron sonreír, que fue super bueno, porque justamente era eso lo que necesitaba. Gracias Trini, Ceci, Feña, Xime, Tutuga, Sofi por los recuerdos en el cuaderno y la carta...y, por supuesto, por el album de fotos...genial!!!

En fin...No los lateo más con eso... La cosa es que tuve que esperar 4 horas, en las cuales me comí onda un chocolate, me tomé un café y me comí un sandwich, y sería. Al fin llegó la hora de subirse al próximo avión, un British Airways (no sé qué vuelo era tampoco) que iba directo a Londres, un vuelo de cerca de 11 horas...RRRRRRRRICOOOOOOOO!!!!! Filo... Me subí al avión, me fui a mi asientillo, que, para mi suerte, también tenía pantallita al frente mío...pero JUSTO, JUSTOOOOOOO el mío...ESTABA MALOOOOOOOOO!!!! Así que recién como a la hora y media lo arreglaron y pude ver algo... Vi "El Aviador", que no sé si era muy incómodo mi asiento, porque me pareció infinita la película... pero igual piola!

Ya po...luego de estas 11 horas que no puedo detallar, PORQUE DORMIIII...llegamos a Londres! The most expensive city in the world, as they say... No sé aún si es así, pero algún día sabré... Bueno, bajando del avión, con todo el equipaje de mano (que debes tener cuidado al retirarlo, porque puedes herir a otro pasajero) me dirigí hacia donde había que tomar el vuelo siguiente... (el weon que vuelaaaa) Ya po, y adivinen!! SI!! Otro fuckin' detector de metalees!!!!! El mismo show de siempre... Pero nooooo, no podía ser sólo así de fácil... Justo antes, había un par de árabes maricones que desde dentro de su maldito turbante sólo se escuchaba: "ONE BAG ONLY, ONE BAG ONLY"... Yo justo andaba con MOCHILA, BANANO y BOLSA CON PARKA y POLERON...aunque no me cupieran las cosas en la mochila...tenía que hacer que cupiera, porque el banano no podía andarlo trayendo...mmm... no soy racista, pero weon taradoooo....

En fin. Metí todo en la mochila (no sé cómo) y pasé a la zona famosa de metales, luego de la cual tuve la posibilidad de conocer (ahora sí) el aeropuerto de Londres (Heathrow), donde por supuesto, todo era caro... Ahí tuve tiempo de dar un par de vueltas, sacar un par de fotos, y recién ahí darme cuenta que estaba en Europa (Bueno, obvio...antes era Brasil...pero refiriéndome a notar que estaba haciendo un viaje tremendoooo!!!!), y que un rato más iba a volver a pisar suelo alemán, después de 6 largos años... Uf, harto tiempo, pero ese nuevo día había llegado. Ya po...entramos al área de embarque, hacia el gate correspondiente...y no po, como no podía ser fácil, el vuelo venía atrasado....40 minutos!!!!! Entonces, ahí, frente al gate, nos dijeron que volviéramos por cierto camino, que luego en los monitores avisarían cuando abrirían el gate (que estaba cerrado porque venía tarde el avioncitoooo, que simpático)... Ya po, y volvimos por tal caminito... It was so much fun!!!! ............ NOOOOO! No fue so much fun!!! Adivinen...llegamos nuevamente a Arabia Saudita...y nos llenaron de ONE-BAG-ONLY's...no, apestoso!! Y obvio, no había vuelta atrás...así que, nuevamente, por el show de metal. Filo...

Bueno, chao Londres. Finalmente llegó el avión (de mierda) y partimos hacia Stuttgart. Otro British, que en poco más de hora y media nos llevó hacia el Flughafen de Stuttgart, Baden-Württemberg, Alemania, donde me esperaba mi amiga de hace 6 años con su pololo. Ultra buena onda haber ido a buscarnos. Luego de cargar la sarta de maletas en el auto (un Opel Corsa...les suena??), partimos hacia la casa de ella (más bien de su madre), en Bad Saulgau, al sur de Stuttgart, un par de horas en auto y ya estábamos ahí... Fue super especial volver a encontrarnos con ella, y darme cuenta que las cosas no han cambiado entre nosotros, que seguimos siendo amigos como siempre, y todo bien!!!

Eso fue el viaje de salida y llegada a Alemania... En cuanto a lo que sentí fue bien variado. Muchas veces sentía ganas de tomar rápidamente un avión en el otro sentido, porque pensaba que no estaba preparado, o tenía ganas de regresar a proteger lo que me corresponde cuidar, o qué sé yo... También estaba lleno de curiosidad por llegar, o a veces también pensaba "Son tantos meses...mm...", muchas ideas pasaban por mí, como imaginarán. No es sencillo llegar y partir hacia el otro lado del mundo así de la nada... Y por el tiempo que lo hago, que no es taaaaanto, pero no es poco. En fin, fue bien... cómo decirlo... colorido el viaje (buen término, ah?)... Lleno de paisajes, ver gente pasar, escuchar idiomas distintos, y solo... Aprender del mundo, que, según dicen, es buena escuela.

Eso es por ahora... pronto les escribiré sobre más adelante, dado que no he tenido el tiempo (ni el computador) para hacerlo. También subiré fotos (para este texto tb...).

Un abrazo y un beso a todos
Muchos saludos desde Alemania, los quiero a todos

Felipe